En medio de una pandemia de proporciones insospechadas y con un impacto económico aún difícil de evaluar, la Argentina tiene una oportunidad extraordinaria que muy pocos siquiera imaginan: la "Revolución Digital" del agro.
Afortunadamente ya nadie discute el potencial
agroindustrial argentino. El agro es -sin lugar a dudas- el sector más
competitivo de la economía argentina y seguramente será -una vez más- el responsable
de liderar la recuperación argentina post pandemia (como ya lo hizo post crisis
del 2001). El concepto de "Vaca Viva" creado por Fernando Vilela
precisamente abriga esa esperanza.
El agro está viviendo una silenciosa transformación para adecuarse
a las exigentes demandas de la sociedad del siglo XXI. Este proceso comienza a
ser reconocido como la "Revolución Digital" del agro y promete
transformar los principios fundamentales del negocio agroindustrial. Como ya ha
sucedido en otras industrias esta revolución seguramente determinará cambios
significativos en los liderazgos del sector.
Estoy convencido de que la Argentina tiene la oportunidad única de
jugar un rol protagónico en la "Revolución Digital" del Agro y muchos
de sus “start-ups” Ag Tech tienen el potencial de convertirse en protagonistas
y, por qué no, liderar la nueva "Agricultura Digital".
1) El "modelo
agropecuario" argentino
No es ninguna sorpresa afirmar que los productores argentinos
están entre los más competitivos del mundo.
En prácticamente todo el mundo la agricultura es una actividad
"subsidiada" por el estado. Prácticamente desde su nacimiento la
agricultura fue considerada como una actividad "estratégica” por los
gobiernos. Ningún estado confió en dejar la alimentación enteramente en las
manos del mercado. Más tarde cuando comenzaron los procesos migratorios desde
el campo hacia las ciudades fue menester subsidiar a los agricultores para
evitar agravar aún más las grandes concentraciones urbanas.
El particular modelo argentino va a contramano de estas tendencias
globales. Un modelo agro exportador que -contrariamente- ha subsidiado un
modelo industrial focalizado en nuestro pequeño mercado interno.
Más allá de las nefastas consecuencias que este modelo ha tenido
en la macro economía hay un curioso beneficio que destacar: el desarrollo de
una generación de productores hiper competitivos, resilientes y orientados al
negocio que no se pueden encontrar en ninguna otra parte del mundo.
Este proceso ha sido despiadado pero el resultado está a la vista:
los productores agropecuarios más competitivos del planeta. Una prueba
contundente de ello es los “records” de adopción que tecnologías complejas como
la siembra directa, la biotecnología y los silos bolsas han alcanzado en
nuestro país.
Estos productores están siendo los primeros en abrazar la
"revolución digital". Los niveles de adopción de tecnologías de
avanzada como la agricultura de precisión o agricultura por ambientes es una
clara confirmación de esta tendencia.
2) La "juventud" de
los productores agropecuarios argentinos
Muchos de los visitantes extranjeros que visitan Expoagro se
sorprenden por la "juventud" de los productores argentinos.
Un informe del grupo Cairns detalla que en Latinoamérica los
productores tienen una edad promedio de 50 años seguido por Europa y Asia, con
55 años, y Estados Unidos, con 58 años.
No es una sorpresa que la edad es un factor predisponente para la
adopción de soluciones digitales. Los jóvenes son "nativos
digitales". Para ellos es natural confiar y tomar decisiones basadas en
pantallas y esto está sucediendo cada vez con más frecuencia en las Pampas
Argentinas.
3) La disponibilidad de talento
La Argentina se ha convertido en una "exportadora de
conocimiento". Las exportaciones vinculadas con la denominada
"economía del conocimiento" ya alcanzaron el tercer lugar dentro de
las exportaciones argentinas.
Los 5 unicornios argentinos son una clara demostración de esta
pujanza. La Argentina hoy tiene una demanda sostenida de talentos “digitales”
en cantidad y en calidad y ha logrado abastecer esta demanda en cantidad y
calidad y en condiciones muy competitivas.
Hoy podemos afirmar que no faltan talentos para llevar a cabo la
"revolución digital". Estos talentos están disponibles. El desafío es
"conectarlos", vincularlos e interesarlos en el agro. Nada menos.
Curiosamente y a diferencia de lo que muchas veces sucede en otras
geografías ambos mundos coexisten en las mismas ciudades. Esto que parece obvio
no es un dato menor en absoluto. Silicon Valley está a miles de kilómetros del
Mid West.
4) El "ecosistema" Ag
Tech
Los modelos "digitales" son fundamentalmente
cooperativos e inter relacionados. En el mundo "digital" la
información es compartida y las ventajas competitivas son la velocidad para
llegar al mercado y capacidad de alcanzar rápidamente masa crítica.
Precisamente una de las características más destacadas del agro
argentino es el trabajo "en redes": un sistema donde la información
se comparte entre pares (el caso emblemático son los grupos CREA), donde el uso
de los activos también se comparte para optimizar su uso y donde la propiedad
de la tierra no es un requisito para ser agricultor es un terreno propicio para
la "revolución digital".
La combinación de estos 4
factores crea un escenario particularmente propicio para que Argentina pueda
liderar esta oportunidad tan extraordinaria.
El agro argentino comienza a desarrollar "starts-ups"
liderados por "millenials” con tecnologías disruptivas y modelos
comerciales innovadores que anticipan esta "Revolución Digital".
Silenciosamente estos emprendimientos comienzan a conquistar nuevos mercados y
agricultores de todo el mundo comienzan a utilizar tecnología digital “Made in
Argentina”.
En este segmento ultra competitivo la tecnología digital
desarrollada por estos emprendedores argentinos compite “mano a mano” con la
más avanzada tecnología mundial. El mercado argentino funciona como un enorme
laboratorio para ajustar las soluciones y los modelos en preparación de la
conquista de los mercados globales.
El agro argentino se ha caracterizado por su competitividad y
resiliencia y ha llevado a la Argentina a ser reconocida como una potencia
agroindustrial. Hoy tenemos la oportunidad de -además de exportar valor
agregado- poder comenzar a exportar conocimiento y tecnología para satisfacer
la demanda de una agricultura que necesita adaptarse imperiosamente a las
crecientes demandas de los consumidores del siglo XXI. Una vez más nuestro país
se encuentra frente a una oportunidad histórica. Los líderes del sector tenemos
la enorme responsabilidad de asegurarnos de no dejar pasar esta oportunidad.
Fuente: Clarín
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