La sostenibilidad ecológica, también llamada sostenibilidad medioambiental, es un término que cada
vez se oye más hoy día a medida que la concienciación ambiental
crece en la sociedad, y los temas relacionados con la ecología se hacen un
sitio en los medios y las redes sociales; esto, desgraciadamente, se debe en
buena parte a que los problemas medioambientales como
la contaminación o el cambio climático son
cada vez mayores.
Sin
embargo que el término “sostenible” o “sostenibilidad medioambiental” se use
cada vez más, no quiere decir necesariamente que se comprenda correctamente ni
mucho menos que se emplee bien, ya que en muchos casos se hace un uso abusivo de los mismos. Por tanto es preciso
comprender correctamente su significado, pero también su importancia para
el futuro de nuestro planeta.
¿Qué es la sostenibilidad ecológica?
Para
entender qué es la sostenibilidad ecológica lo primero que debemos hacer es
conocer qué significa el término “sostenibilidad“, que
no es más que la capacidad de que determinadas acciones se prolonguen
indefinidamente en el tiempo, sin depender de factores finitos. Por tanto, si
hablamos de sostenibilidad ecológica nos referimos a proteger y conservar el medioambiente indefinidamente,
sin degradarlo hasta causar su destrucción y desaparición.
Cuando
decimos que determinada actividad es sostenible ambientalmente, estamos
queriendo decir que su impacto -que
inevitablemente siempre lo hay- es lo suficientemente reducido como para que
pueda ser absorbido por el medioambiente sin causar una degradación irreversible -ya
sea del aire, del agua, del suelo, de la biodiversidad, etc- o sin menoscabar
los recursos naturales,
que deben ser renovables.
Por ejemplo, no es lo mismo cultivar unas verduras ecológicas, que son producidas siguiendo estrictos
protocolos basados en el uso
sostenible de los recursos naturales -agua, tierra,
abono, etc- y con técnicas que evitan su degradación, que hacerlo mediante la
agricultura convencional, donde el uso masivo de fertilizantes y pesticidas
químicos provoca daños
irreparables al ecosistema, degradando el suelo fértil y
envenenando el aire y el agua.
El
desarrollo sostenible no sólo permite frenar la degradación
medioambiental y evitar el agotamiento de los recursos
naturales; a su vez, favorece y se apoya al mismo tiempo en la eficiencia económica y la equidad social. Y si queremos fomentar la
sostenibilidad e ir hacia un mundo más sostenible medioambientalmente, hay
muchos pequeños gestos que nosotros, como seres humanos, podemos hacer sin
esperar a que lo hagan los gobiernos. Por ejemplo:
- Reducir
los desplazamientos en vehículo privado:
ir andando o en bicicleta y, si no es posible, utilizar el transporte
público. Si tienes que ir en coche, conduce de forma eficiente y siempre
que sea posible para transportar a varias personas.
- Reducir
el consumo de agua: cerrar el grifo cuando nos
enjabonamos las manos o el cuerpo (en la ducha), cuando nos cepillamos los
dientes, o cuando lavamos los platos, permite ahorrar un recurso cada vez
más escaso como es el agua potable.
- No
derrochar energía: en invierno, mantener el
termostato de la calefacción a entre 20 y 22 grados es más que suficiente
para tener una temperatura confortable en casa. Apaga los aparatos
electrónicos cuando no los uses; también las luces, y sustitúyelas por
LED.
- Compra
electrodomésticos eficientes: tanto
si es un electrodoméstico como un aparato electrónico, vigila que su
consumo de energía sea lo más eficiente posible: el planeta -y tu
bolsillo- te lo agradecerá.
- Practica
un consumo responsable, evitando las compras
impulsivas y buscando siempre productos que tengan el menor impacto
posible en el medioambiente.
- Reduce,
reutiliza y recicla: procura reducir la basura
generada adquiriendo productos que no tengan empaquetados innecesarios; da
un nuevo uso a esas cosas que aparentemente han perdido su utilidad antes
de tirarlas, o si no véndelas; y separa la basura para reciclarla y
disminuir así el consumo de recursos y energía.
- Compra
alimentos ecológicos y de temporada,
producidos de forma sostenible y preferentemente a productores locales.
Estos
son sólo algunos ejemplos de pequeñas grandes cosas que
todos y cada uno de nosotros/as podemos hacer por impulsar la sostenibilidad
ecológica y velar por que el mundo sea actualmente mejor para todos y que
leguemos a las generaciones futuras al menos un poco mejor que como lo
encontramos. Al fin y al cabo sólo tenemos un planeta:
¡cuidémoslo!
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