En un juicio abreviado, el Tribunal Oral
Federal (TOF) N°2 de San Martín impuso penas de cuatro años de prisión a cuatro
acusados del delito de trata de personas; el líder de la organización no pudo
ser juzgado.
reían que
iban a recibir contención afectiva y una guía
espiritual para escapar de sus problemas emocionales o de
salud. Pero, en realidad, eran víctimas de una trampa. Con el tiempo, eran “reducidas
a la servidumbre” y “sometidas a prácticas sexuales”.
Todo sucedía bajo la pantalla del culto conocido como Abba Krishna, que funcionó en un “templo” de La Matanza
hasta fines de 2021. Ahora, tras un juicio abreviado, cuatro integrantes de la
secta fueron condenados a cuatro años de prisión por el delito de trata de
personas y la Justicia ordenó una “reparación económica” de hasta 36 millones de
pesos para ocho damnificados.
Así
lo informaron calificadas
fuentes judiciales. La sentencia fue dictada por los jueces
Walter Venditti, Fernando Machado Pelloni y Daniel
Gutiérrez, del Tribunal Oral Federal (TOF) N°2 de San Martín.
Los magistrados encontraron a Francisco Pugliese, Leonardo
Gandarinho, Carina Cardoso y Lisa
Baissetto culpables del delito de “trata
de personas agravado por haber sido cometido: mediando engaño y aprovechamiento
de la situación de vulnerabilidad de las víctimas, contra más de tres víctimas,
con la participación
de más de tres personas y la intervención del ministro de un culto no
reconocido”, en calidad de partícipes secundarios.
En la
etapa de debate, el Ministerio Público estuvo representado por el fiscal general Alberto Gentili y
la Defensoría Pública de las Víctimas actuó como querellante. “En línea con un
pedido hecho por el Ministerio Público Fiscal, los jueces ordenaron una
reparación económica que va desde los 2.679.002 hasta los 36.447.764 de pesos
para cada una de las ocho víctimas del caso, más la actualización
correspondiente a la tasa activa del Banco Nación al momento de concretarse el
pago”, se informó en el sitio de noticias de la Procuración General de la
Nación, www.fiscales.gob.ar.
El
líder de la organización no llegó a juicio. Según explicaron a LA
NACION fuentes judiciales “se suspendió el avance del proceso
penal” en su contra por “incapacidad sobreviniente”.
Otro imputado falleció antes de que se iniciara el debate.
Como
informó oportunamente, la investigación
comenzó tras una denuncia que llegó por correo electrónico a la Procuraduría
de Trata y Explotación de Personas (Protex), a cargo de
los fiscales Alejandra Mángano y Marcelo Colombo, que en la actualidad
colaboran en la causa por la
desaparición de Loan Danilo Peña, caso que tiene en vilo al país.
En
la denuncia, una de las víctimas contó todo lo que sufrió mientras fue una
“fiel” que visitaba el templo Abba Krishna, en La Matanza. En la etapa de
instrucción del caso tomaron intervención el fiscal federal Sebastián Basso y
el juez federal Jorge Rodríguez con el
secretario penal Ignacio Calvi.
“Dentro
del control total que se ejercía sobre las víctimas, el líder decidía si los
fieles debían dejar, aceptar o mantener sus trabajos en relación de
dependencia, así como también les solicitaba que trabajen en lugares
específicos o directamente para el templo. En este último caso, las jornadas
laborales eran extensas y los sueldos resultaban irrisorios. Además, tenían que
destinar parte de esos sueldos para los gastos de las casas y para la
contribución del templo.
Al mismo
tiempo, ni los aportes provenientes de los trabajos externos, ni los realizados
para el templo eran considerados servicios, por lo que, después de sus jornadas
laborales, debían dedicarse a la manutención del templo”
Según la
investigación, las víctimas acudían el templo Abba Krishna por recomendación de
otros fieles, por la difusión a través folletos o incluso por medio de las
personas acusadas, según el caso, con la finalidad de buscar contención
espiritual que los ayudara a sobreponerse de situaciones emocionales que las
afligían. Una vez allí, realizaban meditaciones, cánticos, “aperturas
de chakras” y lectura de textos, informó el Ministerio Público
Fiscal.
A
través del “legajo” de cada nuevo fiel –que se completaba en el momento de
ingreso y era actualizado periódicamente–, el líder de Abba Krishna tenía
“pleno conocimiento de la situación sentimental de los fieles y cómo las
distintas actividades del templo iban impactando en sus personalidades”. A los
que abandonaban circunstancialmente el templo se los llamaba y se los convencía
de regresar para ayudarlos a “sanar emocionalmente”.
La
acusación amplió que “una vez que los fieles tomaban confianza con las personas
y actividades del templo, el primer paso para ‘avanzar espiritualmente’ y
‘purificar sus almas’ era hacer Bhakti Yoga o
‘servicio’. Al respecto, el líder del culto les explicaba a sus víctimas que ‘si
se recibe, hay que dar’, por lo que debían hacer ‘servicio
devocional’, que consistía en limpiar el lugar, mantener el jardín o ayudar en
la preparación de las sesiones y comidas –vegetarianas– que se ofrecían.
Además, debían realizar aportes económicos para el
templo. Para esto, los fieles debían asistir más días. En
consecuencia, las víctimas acotaban sus espacios personales de ocio y contacto
social con sus familiares y amigos.
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