La ciencia culpa al cambio climático por el
virus del zika: Según
expertos de la Universidad
de Haifa, el calentamiento global sería clave para entender el brote epidémico
que comenzó en África y la región.
En la
naturaleza nada es casual, todo tiene un porqué, ya que existen vínculos que
por más que parezcan invisibles allí están y cualquier anomalía implica una
ruptura de un sistema que parece funcionar en perfecto equilibrio. El cambio
climático es fiel muestra de ello.
Desde
el pasado 1° de febrero, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la
emergencia internacional ante la extensión del virus del zika, y son muchos los
equipos científicos que están buscando las causas por las que una enfermedad
como ésta, transmitida por mosquitos y conocida desde hace décadas pero hasta
ahora inocua, se ha transformado en una plaga tan peligrosa.
"Es
claro que el virus del Zika está vinculado con la temperatura", comentó
Janos Pasztor, secretario general asistente de la ONU para Cambio Climático.
El zika
está detrás de la alarma desatada en Brasil desde octubre de 2015, tras
detectar un significativo aumento de casos de microcefalia. Desde entonces, ya
se han confirmado 270 casos, y hay sospechas de otros 3.448, frente a los 147
de 2014.
El
virólogo israelí Leslie Lobel, uno de los científicos pioneros en la
investigación de arbovirus como el zika, comentó "por qué, después de más
de 60 años, ha empezado a cambiar la patología de este virus y a
extenderse".
En
Perú, por ejemplo, según confirmó su Ministro de Salud, Aníbal Velásquez,
"el cambio climático ha favorecido la reproducción del mosquito, acortando
los días de reproducción de 15
a siete".
El virus apareció en Uganda en 1947, "pero siempre tuvo una patología muy benigna y nadie se interesó por investigar en profundidad el arbovirus".
El virus apareció en Uganda en 1947, "pero siempre tuvo una patología muy benigna y nadie se interesó por investigar en profundidad el arbovirus".
Lobel
expresó su acuerdo con las teorías que relacionan al cambio climático con el
brote del virus y consideró que es un factor en la aparición de la pandemia:
"Los virus transmitidos por insectos se ven muy afectados por el
calentamiento global. El territorio de los insectos se expande al tiempo que el
clima es cada vez más cálido".
En ese
sentido, según datos oficiales de la
NASA , el 2015
ha sido considerado el año más caluroso registrado en la
historia.
El
estudio más exhaustivo sobre esta relación procede de la Universidad de Haifa,
en Israel, y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades. Establecen
una conexión directa entre el fenómeno de El Niño y el brote de esta
enfermedad.
La
investigación destacó que la expansión del virus no se debe a fuertes lluvias y
tormentas, sino a todo lo contrario: persistentes sequías y más calor de lo
habitual.
"Hay
varios estudios de hace unos años que ya muestran que en estas zonas, en épocas
de sequía persistente, hay un incremento del almacenamiento de agua en las
casas", dijo Shlomit Paz, del departamento de Geografía y Estudios
Medioambientales de la
Universidad de Haifa. Estos depósitos "crean un hábitat
muy adecuado para los mosquitos", además de estar muy cerca de las
viviendas.
"Los
datos arrojan una fuerte correlación entre las condiciones climáticas extremas
en combinación con una gran sequía y la aparición del zika en la misma zona
semanas después", añadió Paz. En los últimos meses se han registrado altas
temperaturas en el noreste de Brasil, con registros jamás alcanzados en la
región hasta ahora.
Para Lobel, la gran cuestión es
averiguar si tanto el cambio climático como la extensión del virus lejos de
Uganda han provocado cambios en su patología, hasta convertirse en una gran
amenaza para la salud humana.
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