Mandrágora, brujas
y ahorcados, y en opinión de
Lorenzo Catelán (1568-1674), “la raíz de mandrágora no es otra cosa que esperma
viril”.
Los artista de hoy tratan de interpretar la magia de la Mandragora |
En el Antiguo Testamento se alude a sus poderes extraordinarios: la bella
Raquel, que era estéril, fue madre después de tomar una infusión de mandrágora,
y la misma receta fue infundida en Italia medieval y en la renacentista. Según
la tradición rabínica, la mandrágora crecía al pie del árbol del Edén y, en
opinión de Lorenzo Catelán (1568-1674), “la raíz de mandrágora no es otra cosa
que esperma viril”.
Durante
la Edad Media
se la consideró el mejor de los medicamentos. Se aplicaba en forma de
cataplasma o se tomaba en caldo, o se hacía al enfermo sostenerlo con la mano
derecha. Curaba la languidez, la jaqueca y los dolores de cuello. Hildegardo de
Bigen detalló sus virtudes en el siglo XII : tomada con vino, la mandrágora
ahuyenta la melancolía del alma y reanima a quien sufre náuseas. Y Pierus
Valerian, nacido en 1477, decía que esta raíz humana da un humo al arder cuya
fuerza está entre el veneno y el sueño.
Se
decía que sus virtudes maravillosas procedían del hecho de ser el producto vivo
de donde salió Adán, el primer elemento vital de la humanidad, de los animales
y las plantas. Viejas leyendas afirman que son precisas ciertas precauciones
para recoger la mandrágora de la tierra: escoger el día propicio, que podía ser
el viernes, o día de Venus, o el sabbat, es decir, el sábado. Unos aconsejaban
la oscuridad de la noche y otros el alba. Otros los primeros días de
septiembre.
Sus semillas fueron comercializadas a muy alto precio |
Escogido
el momento, se rodeaba la planta de un triple círculo mágico y se grababa en su
corteza la triple señal de la cruz. Un perro entrenado para hurgar la tierra
ayudaba a arrancar la raíz atándola a su cuerpo. Corrían en pos de su amo
llevando consigo la planta entera, que lanzaba gemidos de niño herido. A
continuación era sacrificado el perro a las divinidades subterráneas y se
enterraba en el mismo agujero de donde salió la raíz.
Belleza en las flores de Mandragora |
Era
increíble la semejanza que tenía la raíz de mandrágora con el cuerpo humano, una
vez arrancado, era preciso bañarla, alimentarla con leche o vino, vestirla de
rojo y blanco para ahuyentar a las potencias demoníacas que quisieran
apoderarse de ella. Después era conservada en un armario bien protegido o en
una caja en cuya tapa se hubiera dibujado una horca, un ahorcado y una planta,
porque era creencia generalizada que la mandrágora crecía bajo los ahorcados y
su esperma la generaba.
La
mandrágora contenía el alma de los desesperados y quien la poseía podía volverse invisible. Indicaba también dónde
estaban ocultos los tesoros, fecundaba a las vacas y les daba doble leche. Y al
cumplirse siete años de haber sido arrancada, se transformaba en un niño si habían
sabido cuidarla con esmero. Por desgracia, en la actualidad es muy difícil
encontrarlas.
Comentario: Parecen ridículas estas costumbres dada la falta de educación de las personas de esa época donde básicamente se creía en cualquier cosa dando así lugar al fanatismo supersticioso.
Actualidad: Apenas existe tal misterio en la actualidad, porque
apenas existen mandrágoras. O no existen al menos mandrágoras cuyas raíces
tengan la forma clásica de la mandrágora legendaria, en esa forma que recuerda
un cuerpo humano. A esta raíz prodigiosa se le han atribuido, en otros tiempos
virtudes, y se ha vendido a precios muy elevados como afrodisíaco garantizado, de
lo que no se tiene noticia es de los resultados.
Parece
que lo único que tiene de veras aprovechable la mandrágora es su leyenda, desde
muy antiguo se han atribuido virtudes y hechizos a estas raíces en forma de
cuerpos humanos, procedan de donde procedan. Se ha dicho que son los mejores
amuletos para tener la suerte de cara en empresas sentimentales y de negocios.
En fin, que poseer una mandrágora es tener resueltos todos los problemas, es
natural que si un herborista, o un mago, posea alguna, no la venda si no se la
pagan bien. La leyenda asegura que todas las raíces de mandrágora se
transforman en hombrecitos de verdad, como pequeños duendes, y que se dedican a
favorecer al dueño de la planta.
No
asegura la leyenda que todas las raíces de mandrágora tengan forma humana, que
la tienen algunas, sí, y que éstas son las verdaderas plantas hechiceras. El
afortunado poseedor de una raíz de mandrágora en forma de hombrecito sostiene
que esta planta, en el momento de arrancarla grita, y que el grito mata a quien
intenta arrancarla. El procedimiento para arrancarla y salvar la vida es el
siguiente, se cava hondo alrededor de la raíz hasta ponerla al descubierto, mientras
no se intente arrancarla no hay peligro, se ata una cuerda a la raíz y el otro
extremo se ata al cuello de un perro. Se llama al perro desde cierta distancia,
el perro quiere acudir, tira de la planta y la arranca, grita, y el perro
muere. No hay más remedio que sacrificar al perro. Pero se ve que, dado el
poder hechicero de la mandrágora, merece la pena sacrificar un perro.
La
pobre mandrágora sufrió el acoso de los humanos hasta casi extinguirla,
no se sabe a ciencia cierta si exciten ejemplares, ni su poderosa magia logro
salvarla de nosotros.
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