El país ocupa el puesto
número 52 de la Clasificación Mundial en el informe de Reporteros Sin Fronteras. Según el último
informe de Reporteros Sin Fronteras (RSF), Argentina ha bajado dos puestos en
la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa. Es decir que, entre 2017 y
2018, la libertad de expresión de periodistas se ha vuelto más limitada en el
país, que –en este sentido– mereció la calificación de ser una nación “con
problemas significativos”.
El organismo considera que la guerra mediática
entre el gobierno y la prensa fue marcada por el Ejecutivo de la expresidenta
Cristina Fernández de Kirchner y esto se mitigó con la llegada del mandatario
Mauricio Macri. No obstante, “la situación sigue siendo preocupante: los medios
de comunicación más críticos a menudo son acusados de calumnia y
comparecen ante tribunales civiles. En 2017, durante las multitudinarias
manifestaciones, varios reporteros fueron agredidos violentamente por la
policía”, dice el informe.
En Argentina, esas agresiones ocurren no sólo en
las manifestaciones sino también en otro tipo de eventos. Tal fue el caso del
camarógrafo de Télam agredido durante la intervención al Partido Justicialista
en Buenos Aires. RSF, además, ha repudiado hechos como el ataque a las
instalaciones del diario Tiempo Argentino en julio de 2016 y la amenaza de
muerte a dos periodistas de La Nación en noviembre de 2014, entre otros hechos.
Una situación particular, aunque de gravedad menor
a las agresiones físicas, ocurrió ayer, miércoles 9 de mayo, cuando Marcos Peña
–jefe de Gabinete de la Nación– dio una conferencia de prensa. Cecilia
González, corresponsal de Notimex en Buenos Aires, pidió hacer una pregunta al
funcionario y fue eliminada de la lista de periodistas que se turnarían para
ello. Así lo manifestó la periodista en su cuenta de Twitter.
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