En
plena transición, el Gobierno de María
Eugenia Vidal autorizó un aumento
del 25% en las facturas de electricidad para los usuarios
de las empresas Edelap, Edea, Eden, Edes y unas 200 cooperativas encargadas de
la distribución en la provincia de Buenos Aires, que regirá a partir del 1° de
enero, cuando ya haya asumido Axel
Kicillof. La medida se oficializó a través de la resolución
1.713 firmada el lunes, horas después de las elecciones, por el ministro de
Infraestructura, Roberto
Gigante, y publicada ayer en el Boletín Oficial bonaerense.
Resta ver si, una vez en el cargo, el exministro de Economía nacional sostiene
o anula la decisión.
El
incremento corresponde, en realidad, a la actualización
tarifaria que estaba pendiente desde agosto último al ser
postergada para evitar más noticias impopulares durante la campaña electoral.
En el Ejecutivo provincial adujeron que no se avaló un alza sino que hubo un
compromiso de parte de las empresas y del gobierno de no aumentar los precios
hasta fin de año. "La firma de la resolución tuvo que ver con un recaudo
contractual", aseguraron.
Pero
lo cierto es que al día siguiente de su derrota electoral y en el inicio de las
negociaciones por el traspaso de mando oficializó un incremento
promedio del 25% en las boletas de luz para principios de
año que, tras los sucesivos tarifazos, costarán alrededor de 4.500%
más que al inicio de 2016. La medida será tema de conversación
de la primera reunión de la transición que se realizará esta mañana entre
Vidal, Kicillof y sus respectivos equipos.
Lo
que aún no se sabe es si el gobernador electo, una vez que asuma, mantendrá la
resolución. Durante los últimos años Kicillof criticó el ritmo de aumentos
tarifarios dispuestos por los gobiernos nacional y provincial. Además, en un
documento entregado recientemente al presidente electo Alberto
Fernández, los equipos técnicos del PJ proponían congelar el
precio de los servicios durante 100 días para hacer una revisión
integral de los costos de las empresas energéticas, aunque no
es una postura compartida por todos los especialistas del Frente de Todos.
El
principal beneficiado por la decisión es el grupo Desa, encabezado por el
empresario Rogelio
Pagano, un financista que transita el mundo de las privatizadas
desde la década de los noventas. En 2017, con el aval del gobierno provincial,
su compañía compró Edelap, la distribuidora platense que este año dejó sin luz
durante varios días la capital bonaerense. Así, completó un emporio que,
además, incluye a Eden, Edes y Edea, y abastece a 5,1 millones de usuarios.
Tras los tarifazos y la anexión de empresas del sector, Desa duplicó sus
ganancias operativas entre 2017 y 2018, cuando alcanzó los $5.947 millones.
Este
aumento no
llegará a los hogares del conurbano, que son abastecidos por Edenor y Edesur.
Recién a principios de octubre Vidal firmó el traspaso de estas empresas desde
la jurisdicción nacional a la órbita provincial.
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