Cada 24 de noviembre se celebra la declaración del vino como
bebida nacional. La bebida logró su primer reconocimiento por
decreto presidencial ese día en 2010 pero luego, en 2013, hubo una ley aprobada
por unanimidad en el Congreso. Desde esa fecha, todos los años se celebra el
valor cultural que tiene el vino y la vitivinicultura, su arraigo con la tierra
y su rol en la identidad de los argentinos.
Con el tiempo, los productores vitivinícolas de la Argentina fueron armando y potenciando su
festejo regional. En este marco, se consolidaron una serie de eventos
culturales y turísticos que se extienden por toda la geografía nacional,
potenciando se atractivo turístico. Por eso hoy el vino argentino,
"Bebida nacional", se celebra en cada rincón del país con
actividades que arrancan los 22 de noviembre pero se
extienden hasta principios de diciembre.
Argentina es el país
vitivinícola más importante de América del Sur y uno de las 10 más destacados
en el negocio vitivinícola mundial. Y fue el primer país del mundo que declaró al
vino como su "Bebida nacional". La actividad vitivinícola dinamiza
las economías regionales de las provincias productoras y genera un alto valor
agregado en origen. De Jujuy a la Patagonia, las más de
Desde la producción
primaria hasta la distribución y comercialización, la vitivinicultura es un
motor creador de empleos. La cadena vitivinícola genera más de 110.000
puestos de trabajo directos y más de 280.000 empleos indirectos.
La geografía
vitivinícola argentina se nutre del trabajo de más de 17.600 productores
primarios que brindan materia prima de calidad a las casi 900 bodegas. La
incorporación de tecnología ha permitido alcanzar altos estándares cualitativos
con una producción vitivinícola sustentable, inclusiva y que aborda el futuro
con una mirada estratégica.
El complejo vitivinícola es una de las 10
principales cadenas exportadoras del país: más de 500 exportadores llegan a 120
países con vinos, jugo de uva concentrado, pasas y uva para consumo en fresco. Siete
de cada
Desde la producción
primaria hasta la distribución y comercialización, la vitivinicultura es un
motor creador de empleos. La cadena vitivinícola genera más de 110.000
puestos de trabajo directos y más de 280.000 empleos indirectos.
La geografía
vitivinícola argentina se nutre del trabajo de más de 17.600 productores
primarios que brindan materia prima de calidad a las casi 900 bodegas. La
incorporación de tecnología ha permitido alcanzar altos estándares cualitativos
con una producción vitivinícola sustentable, inclusiva y que aborda el futuro
con una mirada estratégica.
El complejo vitivinícola es una de las 10
principales cadenas exportadoras del país: más de 500 exportadores llegan a 120
países con vinos, jugo de uva concentrado, pasas y uva para consumo en fresco. Siete
de cada
La vitivinicultura
comprendió que el mundo es conexión y abrió sus puertas a visitantes de todo el
mundo. Por las bodegas pasan casi 2 millones de
turistas al año y esto moviliza también la gastronomía, el
transporte, hotelería y fortalece nuestra imagen país.
La marca
“Argentina” se reconoce en los mercados internacionales como sinónimo de
diversidad, de extensión territorial y, fundamentalmente, de pasión. La misma
pasión que expresan todos los vinos presentes en el mercado interno.
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