A inicios de 2020,
cuando la COVID-19 parecía un fantasma de un país lejano, muchos sanitaristas
señalaban que la epidemia del dengue era más preocupante en Argentina que el
mismo coronavirus. Sin embargo, aunque la pandemia haya echado por tierra los
pronósticos de muchos científicos y políticos en el mundo, el dengue no ha
dejado de ser una enfermedad de relevancia sanitaria.
“Este verano vivimos la
epidemia de dengue más grande en Argentina2019/2020. Inclusive, llegó a zonas de la provincia de
Buenos Aires a las que antes no había llegado”, advierte Victoria Luppo, profesional en el Laboratorio de
Virología del Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas “Dr. Julio
Maiztegui” (INEVH), ubicado en la ciudad de Pergamino. Cintia Fabbri, doctora en Ciencias Biológicas e
investigadora del Instituto, coincide con Luppo respecto de la magnitud y
contextualiza: “Este año ha sido la mayor epidemia de
dengue en el país desde su reemergencia. En 2019 fue muy
importante la epidemia en Latinoamérica, lo que se vio reflejado en lo que pasó
en Argentina.
Luppo, quien cursó la Maestría en Zoonosis en la UNNOBA, cuenta que en
Argentina el dengue apareció en 1997 “en las provincias que limitan con
Bolivia, Paraguay y Brasil”. Recién en 2009 llegó a zonas más templadas, como
la provincia de Buenos Aires. “Se corrió un poco de lo que era NOA o NEA y en 2016
llegó ser todavía más grande, con una gran incidencia en CABA”, describe.
La particularidad que tuvo la última epidemia de
dengue en el país es que, además de proliferar en lugares templados, involucró tres de los cuatro serotipos de la enfermedad.
“Cada serotipo es un virus distinto de dengue —especifica Luppo— y en los
últimos brotes veníamos observando fundamentalmente serotipo 1 (DEN-1). Este
año no solo creció el número, llegando a tener más de 80 mil casos
sospechosos denunciados en el sistema de salud, con más de 45
mil confirmados, sino también con tres serotipos: 1, 2
y 4 (DEN-1, DEN-2 Y DEN-4)”. En la misma línea, Fabbri
observa: “Eso no ha sido lo habitual respecto de lo que sucedía en años
anteriores en los que Argentina tenía un serotipo predominante y, en forma
aislada o minoritaria, otro”.
Dado
que las personas que ya desarrollaron la enfermedad a partir de un serotipo
tienen más probabilidades de manifestarla en forma grave si se contagian con
otro serotipo, la convivencia de varias secuencias del virus mantiene a los
científicos del INEVH en alerta. “El dengue, en general, es una enfermedad leve. Sin
embargo, si una persona que tuvo dengue 1, se contagia con el serotipo 2 o 4,
tiene riesgos mayores”, informa Fabbri. Luppo coincide pero matiza:
“Cuando hay infección con serotipos diferentes, hay un mayor riesgo de cuadros
graves, aunque no siempre es así”.
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