De acuerdo con una nueva investigación publicada en la revista American Journal of
Psychiatry , entre personas transgénero, llevar a cabo
una operación de cambio de sexo está asociado con una disminución del tratamiento
psicológico con el tiempo.
Los investigadores Richard
Branstrom, del Instituto Karolinska (Suecia) y John E. Pachankis, de la
Universidad de Yale (EE.UU.) se sirvieron del registro del total de habitantes
de Suecia para identificar 2.500 personas que recibieron el diagnóstico de incongruencia
de género entre 2005 y 2015.
Entre los
individuos que no se identificaban con su género, más del 70% había recibido
tratamiento hormonal y casi la mitad (el 48%) se había sometido a una operación
de reasignación de sexo durante los diez años de registro.
En el estudio se analizó el
tratamiento psicológico en 2015 en relación con su duración en el tiempo desde
el comienzo del tratamiento hormonal o de la cirugía de cambio de sexo. Las
medidas de salud mental incluían visitas al psicólogo por problemas de ansiedad,
prescripciones de ansiolíticos y antidepresivos, y hospitalización tras un
intento de suicidio.
El aumento
del tiempo desde la última cirugía de cambio de sexo estaba asociado con una
menor probabilidad de estar recibiendo tratamiento psicológico. Para el periodo
de diez años estudiado, esta probabilidad se reducía un 8% cada año desde el
momento en que se había realizado la operación. No encontraron la misma
asociación para el tratamiento hormonal.
A pesar del reducido
tratamiento psicológico usado tras la operación de reasignación de sexo, el
recibido entre las personas transgénero continuaba superando al de la población
general.
Los autores concluyen que la asociación entre la intervención
quirúrgica y la reducción de la probabilidad de tener que recibir tratamiento
psicológico apoya la decisión de facilitar cirugías de cambio de sexo a las
personas con incongruencia de género que lo soliciten.
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