El córtex es la región del cerebro que genera la conciencia
del entorno y de uno mismo, según una investigación que describe por vez
primera los mecanismos neuronales del psiquismo humano. Aunque la investigación
sobre la formación de la conciencia está aún en un estado primitivo, sus
autores consideran que las facultades de nuestro cerebro pueden explicarse
totalmente por la interacción de las células nerviosas.
La
conciencia en sí podría ser la expresión de un reducido número de neuronas, en
particular de las que se proyectan desde la parte posterior del córtex hasta el
córtex frontal, añaden los
investigadores.
Desde 1976, Francis Crick,
autor del conocido libro La búsqueda científica del alma,
se ha dedicado a estudiar el cerebro humano y a buscar las bases científicas de
un objeto tan intangible como es la conciencia.
Según explica en el
artículo de Nature Neuroscience , se produce un mecanismo natural en el que
distintas partes del cerebro humano se funden unas con otras para crear un
sentimiento de conciencia.
La conciencia ha sido
considerada durante mucho tiempo como un tema tabú y ha permanecido excluida
del ámbito científico hasta hace muy poco tiempo, cuando algunos científicos y
premios Nobel, entre ellos Francis Crick, la convirtieron en objeto de
investigación.
La
conciencia humana y la percepción de la individualidad se generan en un
determinado espacio del cerebro situada en la parte posterior del córtex, lo
que convierte estos fenómenos en meros episodios de las reacciones bioquímicas
del cerebro, según una investigación realizada por el Premio Nobel Francis Crick, uno de los
descubridores de la estructura del ADN, que publica la revista Nature Neuroscience.
La investigación pretendía
determinar la relación neuronal de la conciencia (neural correlate of
consciousness o NCC) o, lo que es lo mismo, las bases neurobiológicas de esta facultad
superior del psiquismo humano.
El córtex emerge como la
región del cerebro donde se generan los procesos de la conciencia. Es una
sofisticada e interconectada red neuronal que sustenta la percepción a través
de nodos que expresan cada uno de ellos un aspecto de la percepción.
Un nodo por sí mismo no es
capaz de generar conciencia ni de sostener la noción de individualidad, pero
los nodos se activan y desactivan en función de una serie de coaliciones de
neuronas que son las que amplían la capacidad cerebral y generan la conciencia
de los procesos subjetivos y del entorno.
Estado
primitivo de investigación
Aún reconociendo que las
investigaciones sobre el papel de las neuronas en la formación de la conciencia
están en un estado primitivo, Francis Crick considera que el comportamiento de
nuestro cerebro puede explicarse totalmente por la interacción de las células
nerviosas, lo que ha verificado mediante la investigación que hace pública
ahora, en el 50 aniversario del descubrimiento de la doble hélice del ADN.
La investigación de Francis
Crick, realizada conjuntamente con Christof Koch, se basa en
años de experimentación, incluidos estudios con pacientes que sufrían lesiones
cerebrales, pruebas con animales e investigaciones psicológicas.
Algunos de los datos de
mayor valor provienen de estudios realizados con pacientes epilépticos, en cuyo
cerebro se colocaron diminutas sondas para evaluar sus ataques.
El estudio describe cómo
distintas partes del cerebro se interrelacionan para producir la conciencia. Por primera vez disponemos de un esquema coherente
sobre las correlaciones neuronales de la conciencia en términos filosóficos,
psicológicos y neuronales, señala el estudio.
Intencionalidad
de la conciencia
Aunque la mayoría de los
investigadores se mueven en la hipótesis del materialismo científico, también
son numerosos los que consideran que nuestra especie posee a nivel psíquico
funciones específicas que escapan a los procesos psico-químicos.
En la actualidad, los
científicos tienden a converger en una definición de conciencia que consiste en
un proceso que da sentido a las percepciones, lo que introduce en el concepto
la noción de intencionalidad mediante la cual atribuimos a la conciencia una
finalidad.
De esta forma, la
conciencia se convierte en un apelativo de las percepciones y los pensamientos,
lo que permite hablar de conciencia visual o sensorial.
Contemplada como proceso,
la conciencia es una actividad autónoma que puede tener en cuenta o no los
estímulos. En estas condiciones, un cerebro aislado y mantenido vivo debería
permanecer consciente.
El Instituto Riken de
Japón es paradigmático en los proyectos de réplica del cerebro humano, ya que
trabaja en [tres programas diferentes]article: que pretenden por un lado
comprender el cerebro, por otro protegerlo y finalmente recrearlo
artificialmente, con todas sus facultades superiores, incluidas la conciencia,
el pensamiento, la memoria y la intuición.
El trabajo de Crick se
enmarca en este contexto y promete impulsar tanto las investigaciones para una
mejor comprensión de la conciencia humana y sobre los procesos cerebrales que
la soportan, como los trabajos tendentes a replicar en máquinas los mecanismos
que caracterizan a la mente y el psiquismo humanos.
En la práctica, el cerebro
funciona como un sofisticadísimo superordenador. Sólo pesa unos
En un solo segundo, estas
células son capaces de procesar hasta 200.000 millones de bits de información.
Para ello se valen de sus casi 100 trillones de interconexiones.
La inteligencia artificial
pretende replicar y superar esta capacidad del cerebro en sofisticadas y
complejas máquinas adecuadamente programadas.
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