Fue uno de los primeros
espacios habitados de la ciudad: en el siglo XVI, Baltasar Gallegos creó allí
la Estancia de Saldán, tomando el nombre de Saldán Inchín (cacique de un pueblo
originario de la zona). Años después, Luis de Tejeda – primer poeta argentino –
escribió sus cantos, en los que mencionaba los arroyos cristalinos de “las
campiñas de Saldán”. Sirvió, además, como un eje para hacer las mensuras de lo
que más tarde sería Villa Allende.
Pero
la mayor importancia histórica del área radica en que alojó al General San
Martín entre junio y agosto de 1814. En la estancia, en ese momento propiedad
de Pérez Bulnes, el prócer descansó para recuperarse de una enfermedad y se
dice que, bajo el nogal, diseñó la campaña que lo llevó a cruzar los Andes para
liberar a Chile y a Perú. Y es que no solo eligió hospedarse en este punto por
sus condiciones climáticas, sino sobre todo por la importancia estratégico-militar
y política que tenía en el centro del país.
El casco de la estancia – formado por tres casas y el solar del nogal – fue declarado Lugar Histórico Nacional en 1941.
Cinco años después, el nogal fue
reconocido como Árbol Histórico y en 1988 la Municipalidad de Villa Allende
estableció que era de interés municipal.
Finalmente,
en 2013 el terreno del nogal fue expropiado por el municipio gracias al trabajo
de la Comisión Vecinal del Nogal Histórico.
Desde
una de las placas sobre el actual monumento al árbol, emplazado frente al
arroyo, San Martín transmite su mensaje: “La Revolución que comencé aún no ha
terminado”
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