Bioarroz, un proyecto
hispano-colombiano que ha conseguido transformar la cascara de arroz en
fertilizante orgánico. —sólido y líquido—, capaz de duplicar la producción
normal de arroz, además de extraer silicio orgánico con varios usos como el
cosmético y farmacológico, a la vez que regenera y acondiciona el suelo
cultivable.
Según la FAO, el arroz es el alimento más consumido
en el mundo: más de la mitad de la población come este cereal diariamente. Su
producción es clave para alimentar a una población creciente, y es
especialmente relevante en países en desarrollo. En 20 años se prevé que la
demanda supere la oferta disponible. Solo en África, cada persona consume 27
kilos de arroz, con un 5% de incremento anual.
A pesar de que en África se producen 26 millones de
toneladas de arroz al año, es el continente que más importa, con un 30% del
comercio mundial. Lo que supone un gasto de 4.000 millones de dólares al año.
¡Más de 10 millones al día! Cualquier reducción en la cantidad importada o
bajada de precio del producto son dólares ganados a la pobreza y la
desnutrición.
Una de las principales razones del alto volumen de
importación es precisamente el bajo rendimiento de la producción africana.
Mientras que la media mundial es de 4.5 toneladas/hectárea, la producción de
arroz en África Subsahariana es menos de la mitad, 2 toneladas/hectárea. En
gran parte por falta de fertilizantes, ya que no pueden permitirse su altísimo
coste.
En África se importan anualmente 12 millones de
toneladas de fertilizante sintético que, sumado el coste del transporte,
alcanza un precio desorbitado. Así, los agricultores usan de media unos nueve
kilos por hectárea, cuando en el mundo industrializado se usan 206.
Mejorando la fertilización se logran dos efectos:
incrementar la producción por hectárea y abaratar el coste de fertilizante. Los
dos redundan en un menor precio del arroz. Usando, además, uno orgánico, se
puede regenerar el suelo.
Por otro lado, desde hace décadas, la cascarilla de
arroz es uno de los grandes problemas que tienen los productores de este
cereal. En el mundo existen 165 millones de hectáreas cultivadas de las que se
obtienen aproximadamente 700 millones de toneladas de arroz al año, de las cuales
250 millones son de cascarilla y paja. La prohibición de quemar este desecho
vegetal debido a la contaminación ambiental —por los componentes químicos que
son utilizados en la producción del arroz— y los pocos usos rentables que tiene
(se emplea en la producción de ladrillos, camas para aves, biocombustible o
bioenergía sin haber logrado grandes rentabilidades económicas ni
medioambientales. En este momento, la cascarilla de arroz, no tiene valor
comercial en África), hace que en algunos países la cascarilla se acumule
indefinidamente sin control, desprendiendo gases nocivos para el medio
ambiente.
Bioarroz (o BioRiceHusk) ha conseguido patentar un
proceso a través del cual, mediante el uso de anélidos (la lombriz roja
californiana), se recicla la cascarilla de arroz transformándola en humus
sólido y liquido. Además, se extraen silicio y calcio orgánicos. El uso de este
fertilizante duplica la producción de arroz por hectárea, sin necesidad de usar
productos químicos que contaminan el suelo. Y se ahorra de agua ya que se
requiere de menos para el riego. Un proceso innovador y ecológico.
El humus no sólo sirve para el arroz, sino para la
mayoría de los cultivos. En este vídeo se puede ver la diferencia de tamaño de
la hierbabuena cultivada con humus de Bioarroz.
El proyecto soluciona al mismo tiempo tres
problemas esenciales en este momento:
Producción eficiente de alimentos esenciales
(arroz).
Reciclaje de un residuo altamente contaminante
(cascarilla de arroz).
Regeneración de suelos intensamente erosionados.
Una planta de Bioarroz necesita
BioRiceHusk ha sido seleccionado para participar en
la feria global de la innovación en la agricultura en marzo del 2015 en Abu
Dabi. El encuentro más importante a nivel internacional dedicado a la
innovación agrícola y con especial foco en el continente africano. Su misión es
conocer proyectos que ayuden a producir mayor cantidad de alimentos en el
futuro utilizando mejor nuestros recursos naturales.
En este momento, el principal reto Bioarroz se
encuentra en la búsqueda de aliados estratégicos para implementar y explotar su
patente, empresas de fertilizantes o arroceras que quieran mejorar su
producción usando la patente tanto en África como en el resto del mundo. Su
plan es conseguir, también, el apoyo estatal para promocionar y dar a conocer
una patente con capacidad de solucionar graves problemas para la humanidad y
que, hasta este momento, ha sido financiada con capital propio.
Podemos decir que en España también se hace
innovación social. Seguro que existen muchos otros ejemplos que me encantaría
conocer y compartir.
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