Fue bendecido el
BP Luigi en una fría y lluviosa mañana en el puerto de Mar del Plata, ante la
emoción del legendario Antonio Solimeno. Ni el intenso frío ni la lluvia persistente pudieron hacer que una
numerosa concurrencia no se diera cita en las instalaciones del Astillero SPI
en la mañana del viernes, ante tan convocante evento.
El motivo era más que notorio: se iba a
proceder al bautismo del B/P “Luigi” de la empresa Luis Solimeno e Hijos S.A.,
considerado el buque pesquero más grande construido en la Argentina.
A raíz de las condiciones climáticas,
previendo esta situación, la empresa constructora había dispuesto de una enorme
carpa, ambientada con sillones y mesas a modo de “living”, lugar donde también
funcionaban sendas pantallas de led donde se mostraba desde el minuto cero el
comienzo de la gran obra.
Custodiando” al “Luigi”, se
instalaron también dos grandes pantallas de led donde también se mostraba cada
uno de los pasos que se fueron siguiendo para conseguir esta embarcación,
además de diseños computarizados que llamaron la atención de los presentes.
Tras el anuncio del locutor Pablo
Salgado, quien fue contando detallada y profesionalmente las características de
la embarcación, fue el turno de otro símbolo del puerto marplatense, pero en
este caso hecho persona.
La presentación fue para el Cura Párroco
Miguel Ángel Cacciutto, “el padre Miguelito”, para quienes son conocedores
profundos del puerto, quien invocando a Dios, concentró la atención del
público, no solo por la faceta religiosa sino también porque recordó algunas de
las comidas que preparaba “Doña Ana”, madre de los hermanos Solimeno. Sin dudas
todo un símbolo y toda una historia de vida.
Desde horas tempranas, observando cada
detalle, pero sin perder la tranquilidad, Antonio “Tony” Solimeno, siguió cada
una de las acciones del personal encargado de agasajar al público, levantando
su cabeza de tanto en tanto y observando con secreto orgullo, la majestuosidad
del buque pesquero que ya es una realidad.
En su discurso ante el público,
Solimeno remarcó que “hace 60 años que no se hacían barcos pesqueros con las
dimensiones de estos buques, que son los más grandes que se construyeron en la
Argentina, con la mejor tecnología de navegación y procesamientos. Estos barcos
generan trabajo, mano de obra nacional y divisas para nuestro país”, concluyó
el armador.
Acto seguido, Gustavo Villén –en
representación del Registro Italiano Navale- RINA, realizó la entrega de una
placa conmemorativa al titular de la empresa pesquera.
Segundos más tarde se procedió a la
tradicional rotura de la botella contra el casco de la nave, a cargo de la
madrina de la embarcación, Anabella Solimeno, y parte del equipo de SPI
Astilleros que participaron en el arduo proceso de construcción.
Solimeno no dejó de atender y charlar a
los distintos funcionarios que se acercaron al astillero, representantes de las
Cámaras empresarias, titulares de gremios, de entidades educativas, y por
supuesto atendiendo a cada uno de los medios de prensa, varios de ellos
realizando una transmisión “en vivo” algunas de las cuales tienen señal
internacional a través de internet.
También se vivieron momentos emocionantes cuando la joven
Anabella, madrina del BP Luigi, tomo la posta para hacer estrellar la
tradicional botella de champagne sobre la proa del buque, por las dimensiones,
fue en el bulbo. Momentos recordados de profunda emoción, que sin dudas desde
el cielo «Zi Luigi» y Ana, regozaban al ver que aquel anhelo de joven, por
venir a conquistar «la América» como un remoto país con futuro, ya es un hecho
que sus nietos estén presente en tan recordado momento para la vida de la
empresa.
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