Observaciones de los nutricionistas actuales: “Las personas, en su
mayoría, caminaban y lo hacían transportando un peso importante debido a las
ventas ambulantes, las ropas que debían lavar en el río o los recipientes con
agua extraídas de los aljibes. Ello implicaba un gasto calórico que hoy el hombre
no hace”
En las comidas, era muy común el guiso de
carne vacuna y verduras cocidas. Si bien no se consumían demasiadas verduras de
“hoja verde”, contenía gran variedad de ingredientes. “este alimento permitía
incorporar a la alimentación cebolla, zanahoria, tomate y choclo, rico en
vitamina c”. De todas maneras, la especialista afirmó que “es importante
incluir verduras crudas y verdes en la dieta diaria por el aporte de ácido
fólico y, a su vez, porque de esa forma se conservan mejor las vitaminas que
poseen”.
En cuanto a la alimentación a base de carne, la especialista
explicó que “de acuerdo a las recomendaciones nutricionales, hoy en día
seguimos comiendo una cantidad excesiva de carne, es un hábito del hombre
argentino”. Y agregó: “No obstante, con una porción de carne diaria estamos cubriendo
las necesidades proteicas de nuestro organismo”.
El consumo de carne “bueno o malo” depende de cada individuo
y por ello las dietas deben ser personalizadas. Además, diferenció los tipos de
carnes y sus beneficios. “Las carnes rojas, como el pollo y el cerdo, aportan
gran cantidad de colesterol y hierro. La carne blanca del pescado, en cambio,
es beneficiosa por el aporte de grasas omega 3, saludables para el corazón”,
aseguró la especialista.
En 1810, el método de conservación de algunos alimentos
era con sal. Si bien hoy en día se sigue utilizando en algunos
casos, no es tan común. La licenciada Juárez explicó que “en la actualidad, el
inconveniente del exceso de sal en las comidas diarias es que la gente ha
dejado de cocinar y consume comidas delivery, snacks o panificación con
grasas y sal. Además, han reemplazado el guiso por preparaciones culinarias
industriales con alta cantidad de sodio.” Y agregó: «Poblacionalmente,
disminuir un gramo de sal en los alimentos procesados, genera un descenso de 10mmde
Hg en la presión arterial media”.
Además de lo mencionado, los chicharrones eran comunes en
aquella época, un alimento frito hecho con grasa. Al respecto, Juárez aseguró
que “una buena fritura en cantidades moderadas, una vez al mes, junto a un
plato de vegetales verdes crudos y unos 15 minutos de bicicleta o caminata, no
es tan malo”. La especialista explicó que, si una persona
decide comer un alimento frito, para cocinarlo debe introducirlo en aceite bien
caliente para conseguir una cocción rápida y evitar que se absorba demasiado
aceite.
En cuanto a la cantidad de comidas que se deben ingerir
durante el día, Juárez detalló que “lo ideal es respetar nuestro ritmo
circadiano, es decir, los cambios físicos y psicológicos del organismo. Además,
se debe tener una alimentación fisiológica, que
implica aprender a regular la ingesta sobre la base del hambre y la saciedad.”
Durante la época de la Revolución de 1810, en las reuniones de las clases altas
se acostumbraba a servir hasta siete platos.
Según los alimentos detallados y la dieta en aquellos
tiempos, la especialista aseguró que “un almuerzo de nuestros antepasados podría estar
cerca de las 3500 kcal o 4000 kcal”. De todas maneras, Juárez
explicó que “la ingesta diaria recomendada debe ser calculada para cada
individuo, de acuerdo a la edad, la talla, el estado fisiológico y la actividad
física de cada persona.
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