William
Adolphe Bouguereau fue un pintor francés, vanguardista
en el desarrollo del estilo neoclásico y
la aplicación de normas académicas en la
composición pictórica.
Nació en
una familia católica, de clase media baja, dedicada al comercio en pequeña
escala de vino y aceite. A los 8 años, su tío sacerdote Eugène le inculcaba el amor por la naturaleza y el
arte, a la vez que destacaba en la escuela como dibujante. No fue sino hasta
los 17 años cuando comenzó a recibir formación formal
en artes plásticas.
En algún
momento del tránsito a la adultez, nació en Bouguereau el deseo firme de
dedicarse a la pintura, aunque encontró oposición familiar, mantuvo firme su
propósito y planificó establecerse en París, para lo cual pintó y comercializó
sus primeros 33 cuadros, mientras vivía con su familia en Burdeos.
En 1846 a
los 20 años llega a París y comienza un
exitoso periplo profesional, que lo consagraría como uno de los artistas más
apreciados y demandados de su época, tanto en Francia, como en Estados Unidos.
El hecho
primero que impulsó su carrera con gran fuerza fue la obtención del Premio de Roma, concedido por la corona francesa,
el cual lo llevó a residir en la Villa Medici,
donde aprendió y se relacionó con los principales artistas europeos del
momento. En adelante, fue requerido por las personalidades políticas y
religiosas más prominentes del momento, el mismísimo Napoleón Bonaparte encargó su retrato más célebre.
Aunque
residió en París la mayoría del tiempo, constantemente volvía a su pueblo
natal La Rochelle, donde murió a los 79 años por
un fallo cardiaco.
OBRAS DE BOUGUEREAU
Los
cuadros de Bouguereau tienen por temática principal
la mitología griega y romana, la cual interpretó profusamente con una pincelada
hiperrealista y con una tendencia importante a describir la anatomía humana,
especialmente la femenina. En segundo lugar, se inspiró en escena costumbristas,
protagonizadas por niños, y siempre con un halo fantástico.
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