“La contaminación acústica se vincula con sordera, problemas de sueño, enfermedades cardiovasculares y trastornos digestivos. También se sabe que los jóvenes que viven en un ambiente de ruido ven alterada su capacidad de memoria y aprendizaje”, asegura Pablo Irimia, neurólogo y vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN).