SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



sábado, 15 de abril de 2023

Qué busca la gente que toma ayahuasca, chamanes arbustos hervidos y misterios- -El saber nos hará libres-

 

Fuente: BBC News Mundo: Nunca he tomado una pastilla en una fiesta. Y aun así, me encontré en las profundidades de la selva colombiana tomando un líquido psicoactivo, bajo la supervisión de un chamán que hablaba un idioma que yo no entendía.




 

Durante mi estadía de un mes en Colombia, no me sumé a los miles de mochileros que se dejaron llevar por el producto más famoso del país: la cocaína. Pero sí me vendieron la idea de la ayahuasca.

Me intrigaba el hecho de que durante siglos sociedades indígenas suramericanas habían usado esta "planta maestra" en rituales regulares.



 

La ayahuasca, también conocida como yagé, es una mezcla de dos plantas -la enredadera de ayahuasca (Banisteriopsis caapi) y un arbusto llamado chacruna (Psychotria viridis), que contiene el alucinógeno dimetiltriptamina (DMT).

 En muchos países como Estados Unidos y el Reino Unido, el DMT es ilegal.

El gobierno británico advierte que el consumo de yagé puede tener serias implicaciones para alguien con problemas de salud mental, pues el alucinógeno puede ser responsable de desencadenar trastornos en aquellas personas predispuestas, aunque inconscientes de ello.



 

Pero en Suramérica la ayahuasca es una parte integral de algunas sociedades tribales. En 2008, el gobierno peruano reconoció esta bebida como "uno de los pilares básicos de la identidad de los pueblos amazónicos".

También afirmó que el consumo de la "planta maestra" o "sabia" "constituye la puerta al mundo espiritual y sus secretos, razón por la cual la medicina amazónica se ha estructurado alrededor de la ceremonia ayahuasca".



 

Basados en la evidencia científica, los beneficios clínicos del yagé son limitados, aunque quienes defienden esta bebida aseguran que cada vez es más popular como una herramienta para tratar trastornos de estrés postraumático, depresión y adicciones.

"La mayoría de las personas busca la ayahuasca con buenas intenciones -no están en busca de emociones pero son serios curiosos- o tienen problemas específicos como depresión", explica el profesor Dennis McKenna, botánico de la Universidad de Minnesota en Estados Unidos.



 

"Quienes buscan emociones la desechan después de varias sesiones de vómito", agrega el experto, quien es miembro del Instituto de Investigación Heffter, sobre sustancias psicodélicas. "No es agradable o divertido. Pone tu cuerpo en un exprimidor físico y emocional".

Ciertamente, cuando me aventuré a participar de la ceremonia de medianoche en una granja de un chamán con otros cuatro "gringos", no estaba en busca de fiesta. De hecho, por lo que había oído, no era mucho lo que te ocurría. Sólo tenía curiosidad por el ritual.





Lo que encontré fue una comunidad colombiana que se reúne cada semana a tomar la planta maestra con el chamán local como parte de un proceso de aprendizaje y curación.

Si bien éramos un grupo, se trató de una experiencia individual. Después de tomar la repugnante mezcla amarga, buscamos nuestro propio espacio en la granja, nos acostamos en colchones o miramos el fuego.

Algunas personas vomitaban de vez en cuando, otros lloraron y unos durmieron. La mayoría permaneció en silencio, sólo con el sonido de fondo de unos músicos y el canto ocasional del chamán.

 

Pasé unas cuantas horas en un estado de conciencia pero como si fuera de sueño. No me enfermé, pero por un tiempo me sentí físicamente incómoda y desorientada.

Esperaba como mucho ver una explosión de colores, pero me sorprendió experimentar poderosas y significativas visiones de recuerdos de mi niñez.

Después de unas horas pasó el efecto y me quedé con una sensación de paz y felicidad.

Es un proceso de aprendizaje ceremonial que se está haciendo cada vez más popular en todo el mundo, con gente explorando su desarrollo personal a través de la naturaleza introspectiva alucinógena, de acuerdo con el Centro Internacional para la Educación, el Servicio y la Investigación Etnobotánica (ICEERS, por sus siglas en inglés).

 

El año pasado, el orientador profesional Jeremy Behrmann tomó durante varias semanas ayahuasca en Colombia, como parte de la investigación para su libro Breakaway, que ayuda a las personas a diseñar los años sabáticos.

"Tomé ayahuasca con la cuarta generación de chamán para explorar su habilidad de ofrecer 'visiones' que pudieran dar a mis lectores más claridad de su llamado vocacional", señala.

 

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