A buen entendedor, demasiadas mentiras. |
¿La MENTIRA hoy es moneda corriente?
Existen
dos formas fundamentales de mentir: ocultar y falsear. El mentiroso que
oculta, retiene cierta información sin decir en realidad nada que falte a la
verdad. El que falsea da un paso adicional: no sólo retiene información
verdadera, sino que presenta información falsa como si fuera cierta.
La mentira mas cruel, engañar a los desposeídos. |
Mentira
es la falta de verdad o tergiversación de la misma con fines de evitar una
sanción o reproche, hacer daño, obtener un beneficio, para lograr el aprecio de otro,
para ocultar una realidad dolorosa o
vergonzosa, para evitar un sufrimiento (mentira piadosa) o simplemente por hábito, realizada en forma deliberada. El
que miente habitualmente se llama mentiroso o mitómano, pues fabrica una realidad que no
existe, y a veces puede llegar a creer en sus propias mentiras.
Miente, Miente, que algo quedara. |
Mentiras subjetivas |
Son ejemplos de mentiras: el marido o la mujer que engañan a su cónyuge con
un amante y no se lo dicen; el que ante un llamado o solicitud de auxilio se
esconde o manda a alguien a decir que está ausente, el político que frente a
una cámara de TV donde es en ocasiones visto y escuchado por millones, miente
descaradamente para su beneficio económico, el que dice tener un título, profesión o status social que no posee, el
que dice amar a alguien, y está junto a esa persona por otras razones, como por ejemplo por su dinero, etcétera.
La mentira casi siempre se paga cara. |
Las
mentiras pueden ser totales, si nada de lo que se dice es real, o parciales, si
solo es cierta una parte de la afirmación o negación. También puede mentirse
por omisión cuando se oculta la verdad en todo
o en parte.
Una mentida comedia sobre la verdad, la justicia social y otros efectos especiales. |
Hay
ciertas mentiras que se hacen con el ánimo de bromear o de dar ejemplos, que
los romanos llamaban “animus iocandi” que no pueden traer consecuencias de
reproches ni reclamos éticos ni jurídicos. Santo Tomás de Aquino igual
consideraba a las mentiras humorísticas como un pecado religioso venial. En el cristianismo el
mentiroso es el diablo, Dios no miente, y manda a sus hijos no mentir.
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