SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



viernes, 11 de noviembre de 2016

Hoy recordamos a Juan Bautista Bairoletto, quien fue mucho más que un simple bandido rural. Nacía un día como hoy de 1894. Algunos biógrafos lo bautizaron el bandido con conciencia.


Todo al parecer comienza porque Bairoletto pretende a la misma mujer de un burdel que un sargento llamado Farach: Enterado Farach de los desvelos de Bairoletto por la chica, mantuvo varias discusiones con él. Un día, con cualquier excusa lo encarceló sometiéndolo a torturas para luego expulsarlo de Castex. Eran los primeros días de noviembre de 1919 y no todo iba a resultar tan sencillo al abusador cabo Farach. Bairoletto se armó de un revolver y fue a buscarlo al boliche. El policía cayó muerto de un disparo y Vairoletto fue preso.
J. B. Bairoletto en la conscripción.

A partir de allí nace el mito que se entremezcla con la realidad. “El pampeano” o “el tigre de las pampas” eran solo algunos de los nombres que la gente le daba a Vairoletto. Se dice que sus robos solo eran dirigidos a los poderosos para luego repartir el botín entre los humildes. Estas acciones le hicieron ganar también el nombre del “Robín Hood de las pampas”. Lo cierto es que los campesinos lo protegían y ocultaban de las autoridades.

Las hazañas del bandolero rubio de ojos verdes

Era hijo de los inmigrantes italianos Vittorio Vairoletto y Teresa Bondino. Juan Bautista fue el quinto hijo de ese matrimonio y habría nacido el 11 de noviembre de 1894. En una orden de captura podía leerse su descripción; ojos azules o verdosos, cara granosa, pelo rubio y peina con raya al medio. Estatura 1,68 metros. Se sabe que vestía bombacha de campo, camisa oscura y chambergo con pañuelo al cuello calzando alpargatas o botas. Tenía dos tatuajes, uno con la figura de una mujer y otro un triángulo encerrando el número 13 y sus iniciales; J.B.

Como en todos los mitos populares las múltiples hazañas que se le atribuyen no pueden ser verificadas. Se cuenta que haciendo gala de su astucia, cuando murió su padre concurrió al velatorio en el rancho rodeado de fuerzas de seguridad que lo estaban esperando. Ningún efectivo se dio cuenta que esa mujer que llegó casi a medianoche vistiendo luto, llorosa, con un niño entre sus brazos y otro colgado de sus polleras era Bairoletto. Se dice que los civiles presentes se dieron cuenta del engaño pero callaron para protegerlo. Luego se supo que los niños eran los nietos del dueño del carruaje en que llegó “la señora”.
Cansado de huir pacta su entrega con la condición de no ser herido. Se cumple el pacto y es encarcelado. Luego de casi dos años es liberado pero muy desmejorado de salud. Retorna a Castex para reencontrarse con su familia y con Dora. Esta vez ella le rompe el corazón saliendo con otro hombre. Desde ese momento Vairoletto se convirtió en un hombre sombrío. Se relaciona con los políticos locales y cae varias veces detenido por pocos días. Deja Castex y se muda a Victorica. Allí vuelve a ser detenido y pasa varios meses en la cárcel de Santa Rosa. Al salir ya tiene una idea fija, nunca volver a prisión.
Cansado de huir, matar y robar Juan decide dejar esa vida. Regresa con su novia Telma Ceballos, ella 14 y él 41. Ella queda embarazada y entonces deciden retirarse a una chacra en General Alvear, Mendoza, bajo el nombre de Francisco Bravo. Viven un tiempo felices y tienen dos niñas. Un ex cómplice, el Ñato Gazcón, lo delata y a las 5 de la mañana del 21 de enero de 1949 con el rancho rodeado le dan la voz de alto.
-¡Entregáte Bairoletto!

-¡Vengan a buscarme!- Dice Telma que su marido gritó empuñando sus dos revólveres. En el feroz tiroteo hiere a varios policías y también es herido. El último tiro se lo pega él. Meses después el traidor Gazcón aparece misteriosamente apuñalado en un campo de la pampa.

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