SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



viernes, 10 de abril de 2020

Buscan la forma correcta de admiración de un fármaco que mata el coronavirus.


Un equipo de investigadores australianos ha demostrado que la ivermectina, un medicamento antiparasitario, puede matar el coronavirus en 48 horas en pruebas «in vitro», según un estudio que publica «Antiviral Research»
Una línea de investigación que también sigue en España el Centro Iberoamericano de Biodiversidad (CIBIO) de la Universidad de Alicante (UA), grupo de investigación de referencia que trabaja en la efectividad del antiparásito ivermectina contra el coronavirus, informa Ep.

Los expertos de la Universidad de Monash en Melbourne (Australia) advierten de que las pruebas se han realizado en cultivos celulares y que aún es necesario realizar ensayos en personas, informa Efe. Una sola dosis de ivermectina «podría detener el crecimiento del SARS-CoV-2 en un cultivo celular, erradicando de manera efectiva todo el material genético del virus en un plazo de 48 horas».
El próximo paso ahora, señala la universidad en un comunicado, «es determinar las dosis humana correcta», asegurándose de que la necesaria para tratar eficazmente el virus «in vitro» es de un nivel seguro para las personas.
El uso de la ivermectina para combatir la COVID-19 depende de las pruebas preclínicas y los ensayos clínicos, y «se necesita urgentemente financiación para avanzar en el trabajo», agrega la nota.
Este fármaco aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) también ha demostrado ser eficaz «in vitro» contra una amplia gama de virus, incluidos el VIH, el dengue, la gripe y el virus Zika.

La autora principal del estudio Kylie Wagstaff, de la Universidad de Monash, explicó que habían descubierto que «incluso una sola dosis podía esencialmente eliminar todo el ARN viral en 48 horas y que, incluso en 24 horas, había una reducción realmente significativa». Wagstaff destacó, sin embargo, que las pruebas para el estudio se realizaron «in vitro» y que es necesario hacer ensayos en personas.
«En tiempos en los que estamos teniendo una pandemia global y no hay un tratamiento aprobado, si tuviéramos un compuesto que ya estuviera disponible en todo el mundo, eso podría ayudar a la gente antes. Siendo realistas -consideró la investigadora-, pasará un tiempo antes de que una vacuna esté ampliamente disponible».
El uso de esta medicina para combatir la COVID-19 dependería, según la científica, de los resultados de más pruebas preclínicas y, en última instancia, de ensayos clínicos, con una financiación que se necesita urgentemente para seguir avanzando en el trabajo.
La ivermectina es un antiparasitario «muy eficaz», usado de manera preventiva en el ganado, desde su descubrimiento en 1981. Desde entonces ha experimentado un crecimiento exponencial, hasta convertirse en un tratamiento estándar contra los parásitos, incluso en humanos. Es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un medicamento esencial.
«En el grupo de investigación estamos trabajando desde hace más de diez años con esta molécula, un antiparasitario que se usa de manera global para tratar los parásitos del ganado», ha detallado el catedrático de Zoología e investigador del CIBIO, José R. Verdú, director del estudio en la Universidad de Alicante (UA).
Verdú ha comentado, asimismo, que la ivermectina también se utiliza para tratar patologías producidas por parásitos en humanos como la oncocercosis, «enfermedad que afecta a más de 20 millones de personas provocada por un parásito que se enquista en varias partes del cuerpo y en muchos casos puede producir ceguera o incluso la muerte; o casos de parásitos en humanos en Colombia y varios países de Latinoamérica».
Por estas razones y por evitar la muerte de muchos humanos le concedieron en 2015 el premio Nobel de Fisiología y Medicina al japonés Satoshi Omura, tras más de treinta años del descubrimiento de la ivermectina.

Ventajas e                                                inconvenientes                                               

Para Verdú, el posible uso de la ivermectina como antiviral en humanos para tratar el virus SARS-CoV-2 suma grandes ventajas ya que «está libre de patentes, es muy fácil de adquirir y cualquier empresa farmacéutica puede sintetizarla fácilmente». Es una molécula que es muy común; se usa a nivel global y cualquiera la puede tener a nivel mundial.
La idea que apunta la publicación australiana es que la ivermectina tiene otras propiedades a nivel celular. «Aún no se sabe muy bien el modo de acción de esta molécula, la forma de inhibir la replicación del virus, pero todo apunta a que la ivermectina actúa inhibiendo la interacción entre las proteínas de integración del SARS-CoV-2 y las moléculas responsables de la entrada del RNA al núcleo, evitando por tanto su replicación», ha explicado el catedrático de la UA.
Además, ha señalado que el efecto inhibidor «ya se ha demostrado en otros virus, donde se ha comprobado que la ivermectina actúa como inhibidor de las proteínas del HIV, provocando que estas proteínas no puedan entrar en el núcleo de la célula y no puede replicarse en el DNA; algo parecido se ha observado en el caso del virus que provoca el dengue».
El científico de la UA ha enfatizado, además, como «positivo» que, aunque el resultado publicado es in vitro, se ha demostrado que provoca el mismo efecto que en los otros virus: evitar que el virus pueda entrar en el núcleo de la célula y replicar ahí su componente genético, el RNA. «Falta demostrar a nivel clínico si es viable y dar con la concentración adecuada para uso en humanos y que no resulte dañina».


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