No todas son malas noticias en tiempos de pandemia. El
aislamiento obligatorio dispuesto para ralentizar la propagación del COVID-19
trajo como efecto colateral una notable disminución de la contaminación
atmosférica en el aire, así lo demostró un
estudio preliminar desarrollado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y al
conurbano bonaerense.
La Lic. Soledad Represa, que investiga
este tema explicó que “el dióxido de nitrógeno (NO2) es uno de los principales contaminantes emitidos por
los vehículos motorizados. Es un
contaminante secundario, subproducto de la quema de combustibles fósiles a
altas temperaturas. Cuando el oxígeno y el nitrógeno reaccionan se produce
monóxido de nitrógeno (NO) que, posteriormente, se oxida originando el dióxido
de nitrógeno”.
Es importante tener en
cuenta que el dióxido de nitrógeno es un gas tóxico que afecta la salud de la
población y contribuye al fenómeno de smog fotoquímico característico
de las metrópolis. Una forma indirecta de evaluar esta reducción de emisiones
es medir la concentración de NO2 presente
en la tropósfera, la capa baja atmosférica.
Los
resultados señalan que la concentración de NO2 disminuyó en un 62%
en la ciudad de Buenos Aires tras las medidas decretadas para frenar la
pandemia del Covid-19.
Las concentraciones más altas se observaron en la
Ciudad de Buenos Aires y en los municipios vecinos: Vicente López, General San Martín, Tres de Febrero, Morón, Hurlingham e
Ituzaingó. Los niveles disminuyen al alejarse de Capital
Federal.
En los
primeros días del período de cuarentena,
la concentración media máxima fue considerablemente inferior a la obtenida
para la semana anterior, siendo 95 µmol.m-2 y
247 µmol.m-2, respectivamente.
Un estudio similar se realizó para la ciudad de La Plata. En este caso se comparó la primera quincena de marzo con el mes de cuarentena, comprendido entre el 16 de marzo y el 11 de abril. Si bien este es un estudio preliminar, se observa un descenso marcado en las concentraciones de NO2 troposférico, en particular en el área céntrica de la ciudad, donde los niveles de este contaminante caen hasta un 52%.
Para llevar a cabo el
trabajo se analizaron las imágenes
satelitales del sensor TROPOspheric Monitoring Instrument (TROPOMI) de
la misión Sentinel-5P del programa Copernicus de la Agencia
Espacial Europea (ESA). Mientras que al momento de evaluar los
cambios se compararon los niveles medios recuperados
en la semana laboral previa a la cuarentena (9 al 13 de
marzo) y en la primera semana de la cuarentena (16 al 20 de marzo).
“Al combinar
datos para un período específico de tiempo, 5 días en este caso, la variabilidad
meteorológica se promedia, permitiendo ver el impacto de los cambios debido a
la actividad humana”, explicaron los especialistas.
Represa
aclaró que “es importante remarcar que la caída porcentual en
las concentraciones puede diferir de la caída real en las emisiones. Para
profundizar en este análisis, es necesario implementar modelos de química
atmosférica en combinación con técnicas de modelado inverso. Pese a esto, esta
metodología nos otorga una mejor idea del impacto que tiene el cese del tránsito
vehicular sobre la calidad del aire”, agregó la investigadora.
La evaluación
del impacto en el medioambiente tras la limitación en la circulación de las
personas y, consecuentemente, del parque automotor en las calles, se llevó a
cabo desde el Centro de Investigación del Medioambiente (CIM) perteneciente a
la Facultad de
Ciencias Exactas de la UNLP y al CONICET.
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