Para algunas cosas de su
vida cotidiana, el raro búho de la especie Bubo blakistoni, conocido con
nombres populares como búho pescador de Blakiston, y su alimento favorito,
dependen bastante de un hábitat caracterizado por ciertos árboles de gran
tamaño y crecimiento lento.
Un estudio impulsado por
la Wildlife Conservation Society (WCS) (Sociedad para la Conservación de la
Fauna y la Flora) y la Universidad de Minnesota en Estados Unidos, ha
demostrado que el búho más grande del mundo ¬y a la vez uno de los más raros,
es también un indicador clave de la salud de algunos de los últimos grandes
bosques primarios del Extremo Oriente ruso.
El equipo de Jonathan
Slaght, de la WCS, R. J. Gutiérrez de la Universidad de Minnesota, y Sergei
Surmach, del Instituto de Biología y Suelos, dependiente de la Academia Rusa de
Ciencias, ha constatado que el búho pescador de Blakiston depende de los
bosques primarios a lo largo de arroyos y ríos tanto para lograr una
reproducción exitosa como para disponer de poblaciones sanas de su presa
favorita: el salmón.
Las cavidades en los
grandes árboles resultan idóneas como refugios para las crías de este enorme
pájaro. Además, cuando estos árboles enormes mueren y caen sobre los arroyos
adyacentes, alteran el flujo de agua, que a partir de entonces debe discurrir
por cauces secundarios. El resultado es una combinación adecuada de aguas
profundas con movimiento lento, y canales de poca profundidad por los que el
agua circula con gran rapidez y buen nivel de nutrientes.
Esta combinación es idónea
para el salmón porque le ofrece microhábitats que son importantes para
distintas fases del desarrollo de este pez. Obviamente, con muchos salmones y
bien nutridos el búho dispone también de una buena despensa.
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