Paz y amor de una tribu llamada “Los
Hippies”
En 1969, los estadounidenses estaban profundamente
divididos. Había un creciente malestar causado por la guerra de Vietnam y
tensiones raciales que provocaron revueltas en 125 ciudades el año anterior,
tras el asesinato de Martin Luther King.
Pese al pánico que invadió a los organizadores y a las
autoridades cuando el área de Woodstock preparada para el festival se abarrotó
de gente, el evento destacó por su ambiente pacífico. Se
registraron tres muertes: dos por sobredosis de drogas y otra se produjo cuando
un espectador, que estaba durmiendo, fue atropellado por un tractor en un campo
de heno cercano.
Las cuestiones logísticas no ocasionaron grandes
problemas, lo que ayuda a explicar por qué Woodstock destacó.
También ayudó que los organizadores
de Woodstock lograran un cartel lleno de estrellas: Hendrix, The Who, Janis
Joplin, Jefferson Airplane, Still o Nash & Young estaban entre los nombres
de artistas más destacados.
Oficialmente denominado la Feria de Arte y Música de
Woodstock, el evento fue organizado por un grupo de cuatro empresarios,
liderados por el promotor Michael Lang.
El grupo se mostró dispuesto a financiar el evento a
la luz del éxito de acontecimientos similares que empezaban a aparecer en
Estados Unidos y Europa, como el Festival Internacional de Música Pop de
Monterrey, que en 1967 logró reunir a una espectacular lista de grupos y
artistas, entre ellos Simon & Garfunkel, The Who o Jimi Hendrix.
Lang y el resto de empresarios imaginaron un evento
para 200.000 personas, e incluso después de que en la venta anticipada se
vendieran 186.000 entradas a US$18 (alrededor de US$120 al cambio de hoy), no
pensaron que mucha más gente acudiría.
De hecho, su objetivo era ya de por sí mucho más
ambicioso que anteriores eventos. Monterrey, por ejemplo, tuvo muchos menos
asistentes.
Solamente entre 7.000 y 10.000 tuvieron acceso al
recinto donde se tocaba la música.
Se estima que 500.000 personas asistieron
a Woodstock, que curiosamente se celebró en una granja lechera en la localidad
de Bethel, 70 kilómetros al suroeste de la localidad que lleva ese nombre.
El enorme número de gente convirtió el festival, en un
principio pensado como una iniciativa de la que sacar beneficio económico, en
un concierto gratuito.
Para hacerse una idea de la enorme cantidad de público
que acudió, un dato: por unos momentos, el lugar donde se celebró el evento se
convirtió en la tercera ciudad más poblada en el estado
de Nueva York.
No hay comentarios:
Publicar un comentario