SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



viernes, 2 de agosto de 2024

ARGENTINA: Regresa el HOTEL VILLAVICENCIO, con parque y ecoturismo.

 

Muchos conocen el famoso  hotel termal de Villavicencio, en Mendoza, aunque nunca lo hayan visto. La imagen de su fachada blanca y sus techos rojos, rodeados de montañas y de bosque, circula entre millones de manos cada día, consolidada como una de las identidades comerciales más fuertes de la Argentina. Es inevitable no sorprenderse al verlo, cuando se comprueba que el dibujo es una reproducción exacta de la realidad.




Su apariencia no cambió desde el momento de su inauguración, en 1940, como hotel de lujo. Luego de décadas de abandono, en años recientes las obras aún en curso lograron devolverle el brillo de antaño. El viejo hotel acompañó los altibajos del país: lo terminaron de construir durante los últimos tiempos dorados de la Argentina pero fue recibiendo los distintos golpes que achicaron la economía del país desde entonces, hasta tener que cerrar en 1978. Cuando el grupo francés Danone compró la marca de agua mineral, la espléndida mansión y sus inmensos terrenos formaron parte del paquete. Desde entonces, lo vienen poniendo en valor, primero con la creación de una reserva natural y luego con varias obras.



A pesar de su imponente tamaño, el exhotel no llega a ser un castillo. Sin torreones que hubieran puesto algo de romanticismo en ese rincón de las montañas mendocinas, el estilo de su diseño tiene más bien reminiscencias de las casonas normandas, como los suntuosos chalets de Mar del Plata de los años 30. Su primer dueño, Ángel Velaz, lo hizo levantar en el lugar de una sencilla hostería que, antes todavía, había sido una precaria posta, sobre el camino que iba desde Mendoza a Uspallata y Chile. Uno de sus huéspedes más ilustres fue Charles Darwin, que la describió en 1835 como “la choza aislada de Villavicencio”.



El nombre se lo debe a un militar español que se asentó en aquellos parajes luego de haber encontrado vetas de metales preciosos en la montaña. El verdadero tesoro, sin embargo, lo encontró Velaz, cuando canalizó la vertiente de agua mineral y empezó a embotellarla para venderla. Su hotel tenía así el doble propósito de convertirse en un centro termal y de promocionar las aguas de Villavicencio embotelladas.



El precioso líquido cristalino, filtrado a lo largo de años dentro de las entrañas de los Andes con un nivel de pureza once veces más alto que los estándares recomendados por la OMS, llegaba hasta el baño de cada una de las 30 habitaciones originales. Un lujo más en ese hotel refinado. De aquellos tiempos queda el bebedero, una canilla a un costado de la terraza de la planta baja del edificio. Es agua de Villavicencio y cada visitante puede llenar su botella libremente.

El Villavicencio Park, que abrió hace unos meses. Es un parque con varias actividades: circuitos de arborismo de varios niveles de dificultad, una zipline extrema (la presentan como la más larga del continente), tirolesas, senderos para bicicleta y un mini-park para los más chiquitos. Es la gran novedad de esta temporada de verano. Las próximas noticias seguramente se referirán al hotel en sí, porque siguen avanzando las obras.

Ecoturismo sustentable

Además, desarrollaron un circuito de estaciones numeradas para que los visitantes, entre la cartelería de las estaciones y el folleto, puedan obtener la información de cada sitio y realizar la visita completa. “También hemos desarrollado una app de la reserva que complementa la visita con información adicional y tiene trivias y juegos para entretenerse durante el recorrido”, comenta Carolina Ivachuta, Gerenta de Comunicación Interna y Externa de Aguas Danone de Argentina.

 

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