Navidad, la propia palabra llena nuestros corazones de alegría. No importa cuanto temamos las prisas, las listas de regalos navideños y las felicitaciones que nos quedan por hacer. Cuando llegue el día de Navidad, nos viene el mismo calor que cuando éramos niños, el mismo calor que envuelve nuestro corazón y nuestro hogar. Pensamiento este perteneciente a Joan Winmill Brown, así sentimos y queríamos compartirlo con los amigos que nos visitan de distintas partes del mundo, entre ellos:
Argentina, México, España, EE.UU. ,Colombia, Chile, Paraguay, Perú, Alemania, Venezuela, Singapur, Ecuador, Nueva Zelanda, Bulgaria, Malasia, Costa Rica, Republica Dominicana, Rusia, Andorra, Reino Unido, Nicaragua, Letonia, Israel, Panamá, Australia, Ucrania, Francia y Puerto Rico, Andorra, Canadá, Irlanda, Uruguay, Honduras e India,
Natividad
Un cometa parte la bóveda celeste,
nace el niño en el solsticio
del invierno romano,
para que el niño sea la luz del mundo
los reyes magos están rezando.
Navidad de las grandes ciudades
con perlas y diamantes,
navidad en mi pequeño pueblo
iluminado con lámparas, velas
candiles y misterio mundano.
Humilde navidad provinciana
arbolito arrancado al monte,
enjoyado con plumas nevadas
sollozo, oración y canto.
Caireles hechos a mano
papel dorado y plata de chocolates,
guirnaldas encendidas en el crepúsculo
para que el niño este iluminado.
Pabilo titilando en la noche
como estrellitas en el espacio,
ilusiones, risas y villancico
frutas secas, besos y vino blanco.
Los encuentros estremecen,
y en el inmaculado mantel
se materializan pasado y presente,
del cielo emergen sobrevolando
candiles, velas y cometas
para que el niño este iluminado.
Autor: Miguel Ángel Figueiras Gimenez
Poeta y escritor de Merlo
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