La minifalda presente en la calle, en las fiestas con glamour, en las protestas, para seducir, en los recintos del congreso de la nacion, en blanco y negro en sus origenes, en las universidades. La mini llego para quedarse, las mujeres y los varones las disfrutan, ¡Feliz cumple a una prenda que supero todos los obstaculos!
Cada prenda de vestir tiene su historia y la de
la minifalda nace del acto provocador de una mujer llena de carácter. Mary Quant,
una diseñadora de modas británica, fue la autora de este acto atrevido que
revolucionó el concepto de la feminidad y marcó una nueva tendencia en las
prendas.
Todo inició en un desfile realizado durante 1964
en el que Mary Quant debía presentar su colección de primavera-verano.
Sobrecogió de inmediato el tamaño de las prendas diminutas, su forma ajustada,
pero sobre todo, las partes del cuerpo expuestas a la vista del público.
Las modelos presentes exhibían sus muslos en un
vaivén lánguido y armonioso que rompía sorpresivamente con la moralidad de
aquel entonces. La minifalda hacía sus primeros pasos en medio de las miradas
atentas de los más expertos modistas y, cuando todo pudo ser un fracaso
rotundo, un escándalo destructor para Mary Quant, el resultado final fue de los
más elogiadores.
La minifalda fue aceptada desde ese momento como
una de las innovaciones más refrescantes y rompedoras en una industria
acostumbrada a normas tácitas muy rígidas. La coquetería femenina y la libre
expresión irrumpían con fuerza en un entorno altamente conservador donde la
seducción y ciertas partes del cuerpo de la mujer sólo podían adivinarse.
El ruido causado por esta primera presentación
hizo la vuelta al mundo en mucho menos de 80 días y, poco después de ese
sensual espectáculo, empezaron a surgir voces que reivindicaban la autoría del
invento.
El modista francés André Courrèges sostuvo
que había creado la minifalda mucho tiempo antes
del desfile de Mary Quant pero nunca consiguió demostrarlo y, a falta de
pruebas, el invento sigue siendo atribuido a la diseñadora británica quien supo
convertirlo en un fenómeno de masas.
Con ella, la minifalda se impuso como una
expresión de personalidad y rebeldía, una muestra de confianza y una
reivindicación de las libertades personales frente a la imposición de gustos y
criterios colectivos. A partir de entonces, la mujer que llevaba la minifalda
podía considerarse una persona segura de sí misma, liberada de la mirada de los
otros y consciente de su feminidad.
Preguntada acerca de las circunstancias que
rodearon la creación de la minifalda, Mary Quant comentó que el lanzamiento del
vehículo “Mini” en los años 60 le indujo a pensar en una prenda femenina
“mini”, aunque también reconoció estar aburrida con las faldas de aquella
época.
En su tienda de la calle King´s Road en Londres
(Gran Bretaña), la modista vendía al principio ropa diseñada por otros
diseñadores. No obstante, al percatarse de las necesidades de los clientes
jóvenes, Mary optó por crear sus propios diseños y alejarse de una línea de
productos fatigosamente anticuada y costosa.
Así pues, la minifalda queda en la historia como el fruto de una idea
ingeniosa y valiente que pone en adelante la independencia y la
capacidad de innovación de una modista con una visión única.
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