SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



miércoles, 16 de febrero de 2022

El Parque Los Arrayanes rejuvenece para las generaciones venideras-

 

  • El bosque de mayor concentración de esta especie patagónica se enfrenta, en las últimas décadas, a los impactos del cambio climático, las erupciones volcánicas y el avance de especies exóticas.
  • Cerca de 900 ejemplares jóvenes, sin embargo, han sido plantados en los últimos tres años para rejuvenecer el Parque. Los indicadores de sobrevivencia superan el 90 %.


Entre arrayanes, Aldana Calamari confirmó su vocación. En 2001, a 1500 kilómetros de su Santa Fe natal, empezaba su carrera como guardaparques. Durante dos años el Parque Nacional Los Arrayanes (península de Quetrihué, Neuquén) fue su hogar. Conoce el lugar como pocos. Por ello, la sola posibilidad de que hoy este espacio natural pueda recuperar las especies que perdió la entusiasma.

Calamari recuerda que a inicios del siglo, cuando empezó a conocer cada rincón del Parque, el ecosistema lucía muy distinto. “En aquellos años, narra, la realidad del parque era otra. Estaba mucho más sano. Hoy sufre un deterioro ambiental. Se evidencian muchos claros”.



Después de recorrer y trabajar en diversas áreas protegidas, el destino la trajo de vuelta a los bosques andino-patagónicos. Hoy, precisamente, desde el Área Forestal del vecino Parque Nacional Nahuel Huapi, colabora para un proyecto que tiene como meta reforestar el parque de Arrayanes, el lugar que conserva el recuerdo de sus inicios como guardaparques.

En la última década el deterioro del bosque se hizo evidente. Copas enteras de arrayanes (Luma apiculata) se secaron y las zonas áridas empezaron a multiplicarse. Las principales razones de esta degradación vienen de la misma naturaleza. Se registraron veranos muy secos, altas temperaturas y lluvias muy escasas, un cóctel que generó un serio estrés hídrico. Los termómetros empezaron a marcar cifras por encima de los 30 grados, inesperadas para una zona austral.



“Es notable como en un breve lapso de años, cuenta Calamari, ha cambiado el clima. Los veranos no suelen ser lluviosos, pero sí están decayendo las precipitaciones. Antes pasaban unos días y llovía. Ahora hay veranos donde puede transcurrir un mes sin que caiga ni una gota”.

El regreso de los arrayanes

 

Estos árboles alcanzan dimensiones y edades únicas. Árboles de 20 metros de altura, con más de un metro de diámetro, que superan los 500 años de vida habitan estos parajes. “El desarrollo de esta especie no se da así en ningún otro lugar”, anota Aldana Calamari.

Y por ello los especialistas del parque nacional emprendieron hace una década un proyecto que busca revitalizar el bosque respetando los patrones genéticos. Fue un trabajo que requirió de mucha paciencia. Los resultados obtenidos, sin embargo,  marcan un horizonte esperanzador para la expectativa de vida de la especie.

Hasta 1971, la península de Quetrihué formaba parte del Parque Nacional Nahuel Huapi (el más antiguo en Argentina). Tras una serie de evaluaciones, se consideró necesario darle autonomía a la sección donde era predominante la presencia de una especie. Los arrayanes, árboles de la familia de las mirtáceas, requerían manejos y atenciones particulares.

 

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