Estos pueblitos de Argentina son
verdaderas joyas escondidas para las personas que les gusta el turismo
alternativo y descubrir historias ocultas. Los pueblos fantasmas más conocidos son, sin dudas, los de Estados
Unidos. Los western y las películas de cowboys hicieron populares a muchos
poblados que, con el paso del tiempo, se volvieron una atracción turística en
sí mismos.
Algo similar ocurre en Argentina con sus pueblitos
fantasmas. Si bien no se hicieron conocidos por films, la mayoría
fueron redescubiertos por
viajeros que recorren punta a punta nuestro país y revelan
estos lugares que, más tarde, también se vuelven destinos turísticos
San Mauricio, Buenos Aires:
El primer pueblo de la lista es San Mauricio, una
localidad ubicada en el partido de Rivadavia, al noreste de la provincia de
Buenos Aires. La historia de este poblado empieza con la llegada de Mauricio Duva,
inmigrante italiano que se instaló en estas tierras junto a su familia en 1883.
Junto con sus 7 hijos, fundó el 22 de septiembre de 1884 el pueblo que lleva el nombre del santo San Mauricio.
La
localidad llegó a tener iglesia, plaza, farmacia, comisaría y hotel. Además, se
relazó un plano para construir un Banco Provincia. La estación de tren llegó en
1903 con el paso del ferrocarril Sarmiento.
De esta forma, con su historia
pujante, San Mauricio llegó a tener electricidad y contar con más de 1500 habitantes, 45 manzanas y 40
casas.
La
caída del pueblo comenzó con el abandono de sus pobladores a lo largo del
tiempo. Los habitantes buscaban un futuro más próspero. Luego, en 1986 un gran incendio quemó el lugar donde se
realizaban las fiestas locales.
Con poco más de 60 habitantes para
2001, una terrible inundación de
más de 300 milímetros obligó a los pobladores a abandonar el lugar. Las personas jamás volvieron y San Mauricio quedó completamente abandonada.
Berreta, Santa Fe
Berreta se encuentra en el
departamento de Iriondo, a 75 kilómetros de la ciudad de Rosario. El nombre del
poblado se debe al ingeniero civil Sebastián
Berreta, quien construyó los ramales del
Ferrocarril Oeste, en 1880.
Este ingeniero fundó un asentamiento para la agro ganadero en 1894, cerca de una estación, que luego recibió el nombre de
su constructor. Recién en 1925, la dueña de las tierras, María Luisa Correa,
decidió fundar el pueblo.
Si
bien esta localidad ubicada entre Cañada de Gómez y Casilda no es
"fantasma" por completa, está habitada por sólo ocho habitantes,
desde que el tren dejó de funcionar en la década de los setenta, cuando ocurrió
un éxodo mayor.
La Casualidad, Salta
Este pueblo se construyó en 1951,
para dar alojamiento a los trabajadores de una mina azufrera, ubicada a 518 kilómetros de la capital de Salta.
Allí se realizaba el procesamiento
del azufre que era extraído de Chile y que pasaba la cordillera a través de un cable
carril de 15 kilómetros que unía a la bocamina La Julia con el poblado
argentino.
El pueblito minero llegó a contar con hotel, confitería,
escuela primaria y secundaria. También tenía opciones de esparcimiento y ocio
como canchas de fútbol, tenis, cine y teatro. Entre los servicios que disponía, se
encontraban: correo, electricidad, gas natural, teléfono, cloacas y agua
corriente.
La localidad minera tenía todo lo necesario como para que los
pobladores se pudiesen nacer, criarse y vivir su vida entera en este lugar.
Así, el pueblo llegó a tener 1000 personas, entre hombres y mujeres de diversas profesiones
necesarias, niños y la población dedicada a la mina: ingenieros,
mineros y peones.
La
debacle del pueblo La Casualidad llegó el 22 de
noviembre de 1979, luego de que el ministro de
Economía José Alfredo Martínez de Hoz decidió discontinuar el
proyecto, en el marco del plan de
desbaratamiento de la industria nacional, durante la última dictadura militar.
Finalmente, sus pobladores abandonaron la localidad minera, que fue más tarde saqueada y casi destruida con el
paso del tiempo. En el lugar en el que alguna vez había un pueblo que
traccionaba la industria nacional ahora sólo quedan restos y ruinas.
Al salir de la ciudad de Salta, se debe tomar la ruta
nacional 51 hacia el paso de Sico. Tomar luego la ruta provincial 27 hacia el
Tolar Grande. Tras atravesar l salar de Pocitos y del Diablo y el salar
de Arizaro llega a la estación abandonada de Caipé. Unos kilómetros más
adelante está ubicado el pueblo de La Casualidad.
Pueblo Escondido
y Villa Epecuén
Los pueblos fantasmas que completan la lista son Pueblo Escondido, en San Luis, y Villa Epecuén, en Buenos Aires. Las historias
de ambos poblados son de las más conocidas en el país y los dos destinos se
volvieron parte del turismo alternativo de viajeros que buscan asombrarse con
los secretos que esconde cada rincón de Argentina.
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