El pensamiento positivo es
fundamental para el manejo del estrés y mejorar sustancialmente su salud. (Mayo
Clinic)
Los
beneficios para la salud del pensamiento positivo
Los investigadores aún exploran
los efectos del pensamiento positivo y del optimismo en la salud. Los
beneficios para la salud que es posible que el pensamiento positivo proporcione
incluyen los siguientes:
Aumento de la expectativa de
vida
Tasas más bajas de depresión
Niveles más bajos de
sufrimiento emocional y dolor
Mayor resistencia a las
enfermedades
Mayor bienestar psicológico y
físico
Mejor salud cardiovascular y
menor riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares y accidentes
cerebrovasculares
Menor riesgo de muerte por
cáncer
Menor riesgo de muerte por
afecciones respiratorias
Menor riesgo de muerte por
infecciones
Mejor capacidad de afrontar una
situación difícil durante las dificultades y los momentos de estrés
Cómo
enfocarte en el pensamiento positivo
Puedes aprender a convertir el
pensamiento negativo en pensamiento positivo. El proceso es simple, pero
requiere tiempo y práctica: en definitiva, estás creando un nuevo hábito. Las
siguientes son algunas formas de pensar y comportarse de manera más positiva y
optimista:
Identifica las áreas a cambiar.
Si quieres ser más optimista y tener un pensamiento más positivo, primero
identifica las áreas de tu vida en las que sueles pensar de forma negativa, ya
sea el trabajo, tu trayecto diario al trabajo, cambios en la vida o una
relación. Puedes empezar de a poco y centrarte en una de las áreas a las que
debes darle un enfoque más positivo. Considera un pensamiento positivo para
controlar tu estrés en lugar de uno negativo.
Evalúate. Cada tanto, durante
el día, detente y evalúa lo que piensas. Si encuentras que tus pensamientos son
mayormente negativos, trata de encontrar una manera de darles un giro positivo.
No olvides el sentido del
humor. Permítete sonreír o reír, especialmente durante momentos difíciles.
Busca el humor en situaciones cotidianas. Cuando uno puede reírse de la vida,
se siente menos estresado.
Mantén un estilo de vida
saludable. Trata de hacer ejercicio durante unos 30 minutos la mayoría de los
días de la semana. Incluso puedes dividirlo en intervalos de 5 o 10 minutos a
lo largo del día. El ejercicio puede influir positivamente en el estado de
ánimo y reducir el estrés. Mantén una dieta saludable para alimentar tu mente y
tu cuerpo. Duerme lo suficiente y aprende técnicas para controlar el estrés.
Rodéate de gente positiva.
Rodéate de personas positivas que te apoyen y en quienes puedas confiar para
que te den consejos y opiniones útiles. Las personas negativas pueden aumentar
tu nivel de estrés y hacerte dudar de tu capacidad para controlarlo de manera
saludable.
Practica el diálogo interno
positivo con uno mismo. Comienza siguiendo una simple regla: no te digas nada a
ti mismo que no le dirías a otra persona. Sé amable y alentador contigo mismo.
Si un pensamiento negativo ocupa tu mente, evalúalo en forma racional y
responde con afirmaciones de lo que está bien sobre ti mismo. Piensa en las
cosas por las que estás agradecido en tu vida.
Pon en práctica el pensamiento
positivo
Diálogo interno negativo Pensamiento positivo
Nunca antes lo hice. Es una oportunidad para aprender algo nuevo.
Es demasiado complicado. Lo abordaré desde un ángulo diferente.
No tengo los recursos. La necesidad es la madre de la invención.
Soy demasiado perezoso para
hacer esto. No lo pude incluir en
mi agenda, pero puedo volver a examinar algunas prioridades.
No hay forma de que funcione. Puedo intentar que funcione.
Es un cambio demasiado radical. Me arriesgaré.
Nadie se molesta en comunicarse
conmigo. Veré si puedo abrir los
canales de comunicación.
No voy a mejorar en esto. Lo intentaré de nuevo.
Practicar el pensamiento
positivo todos los días
Si tienes una actitud negativa,
no esperes convertirte en un optimista de la noche a la mañana. Pero con la
práctica y el tiempo, tu diálogo interno contendrá menos autocrítica y más
autoaceptación. También puedes ser menos crítico con el mundo que te rodea.
Cuando tu estado mental es
generalmente optimista, eres más capaz de manejar el estrés diario de una
manera más constructiva. Esa capacidad puede contribuir a los beneficios para
la salud ampliamente observados del pensamiento positivo.
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