El mundo debe reducir la producción y el consumo de carne en un 50% de aquí a 2050 para alcanzar los objetivos climáticos del Acuerdo de París. Esto es lo que se afirma en el nuevo informe de Greenpeace, que por primera vez en su historia examina el sector, después de las críticas de muchos activistas.
El informe señala que si la agricultura no cambia drásticamente, será responsable del 52 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero en las próximas décadas, el 70 % de las cuales procederá de la ganadería cárnica y lechera. Según Eurostat, las emisiones de gases de efecto invernadero del sector primario representan ahora el 10% del total europeo. El porcentaje es ligeramente superior en el mundo (14%).
Por lo tanto, avanzamos hacia una concentración cada vez mayor, incluso en el viejo continente, de la ganadería. En la práctica, el modelo americano ha colonizado los otros grandes países productores de carne y productos cárnicos, hasta el punto de que Greenpeace dice: “Tres de cada cuatro animales criados en Europa se encuentran en un pequeño número de granjas muy grandes, mientras que las granjas más pequeñas han reducido sus rebaños en un 50%“.
La Política Agrícola Común (PAC) no parece estar avanzando en la dirección correcta. El 29 de noviembre de 2017, la Comisión Europea publicó su Comunicación sobre la futura PAC: para el ejecutivo de la UE, la legislación posterior a 2020 para reducir el consumo de carne debería simplificar la normativa y basarse en un enfoque más flexible para los Estados miembros. Pero para Greenpeace, las políticas agrícolas europeas han empujado al continente hacia el abismo ambiental.
Tanto desde el punto de vista climático como ambiental. Basta pensar en el efecto de la producción cárnica y láctea sobre la biodiversidad: desde 1970, según el informe, la Tierra ha perdido la mitad de su fauna silvestre, pero ha triplicado su población reproductora. Además, la producción intensiva de carne y productos lácteos es un importante factor impulsor de la deforestación, responsable de las zonas muertas en los océanos y de la degradación mundial de las cuencas de agua dulce.
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