SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



martes, 17 de diciembre de 2013

Cuidemos a nuestros familiares propensos a la depresión NAVIDEÑA, estemos con ellos, necesitaran una dosis extra de amor.

La Navidad no significa lo mismo para todo el mundo. Aunque en estos días reina un ambiente festivo generalizado, son muchas las personas que sufren de depresión durante estas fechas. Melancolía, apatía y, especialmente, nostalgia, son los síntomas más comunes de numerosos individuos que se sienten abatidos por la tristeza y la ansiedad y que por una u otra razón experimentan una profunda sensación de carencia o vacío.

Y es que esta es una etapa del año cargada de gran afectividad, tanto positiva como negativa. En términos de salud mental se le ha considerado siempre como un periodo especialmente peligroso en aquellas personas depresivas y especialmente quienes tienen historia previa de haber atentado contra sus vidas. De hecho, diciembre es uno de los meses en los que se producen más casos de suicidio.

Los orígenes de la depresión navideña pueden ser muy diversos, bastante parecidos a los que se presentan en celebraciones como el Día de la Madre, del Padre o el Día de los Enamorados. Sin embargo, la Navidad se diferencia de estos otros ejemplos en que representa un periodo de tiempo mucho más largo, lo que puede llegar a ser una auténtica tortura. A esto hay que sumar que posee símbolos alusivos presentes en todas partes: en los medios de comunicación, en las calles, en las vidrieras, etc.

La muerte de un ser querido, la distancia -física o emocional- entre los miembros de una familia, las expectativas insatisfechas, los problemas económicos, la soledad o, simplemente, los malos recuerdos, pueden resultar verdaderos obstáculos para disfrutar de estas fiestas.
Sin embargo, es importante distinguir entre una tristeza pasajera y una verdadera depresión, ya que ésta última está catalogada como una enfermedad que incapacita al individuo.
Cuando llega el fin de año, la gente tiende a hacer un balance, consciente o inconsciente, de los éxitos y fracasos obtenidos a lo largo de los últimos doce meses. Si los resultados de esta evaluación son negativos, es entonces cuando se hace latente el riesgo de deprimirse.

Además, es frecuente que la 'Depresión blanca' esté acompañada de un constante recuerdo del pasado, bajo la idea de que todo tiempo anterior fue mejor. Pasajes de la infancia en la calidez del hogar o momentos inolvidables en compañía de los seres más queridos salen a flote para ser comparados con el momento presente.

La baja autoestima también suele estar relacionada con este fenómeno. Al ser Navidad un tiempo de alegría, algunas personas se sienten culpables o no merecedoras de esa felicidad, por lo cual tienden a evadirlo dándole más relevancia a sus problemas. Mucha gente presenta un mayor grado de vulnerabilidad para caer en vicios como la drogadicción o el alcoholismo, e incluso consideran salidas extremas como el suicidio.

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