Un desierto inclemente, sin agua, baños, cloacas y sin luz. Estos seres humanos estan viviendo este calvario en este instatante. |
Vivir con la constante amenaza
de ser bombardeados por su cercanía con Siria.
Zaatari es un campo de
refugiados cerca de la frontera con Siria. Tuvo que ser abierto por el Gobierno
jordano en mayo del año pasado ante la avalancha de decenas de miles de
personas que huían de una guerra que ya se ha llevado por delante 100.000 seres
humanos. El ambiente en el campo es lógicamente contrario a El Asad.
Huyen a pie entre las montañas para salvar sus vidas. |
El impacto de las muertes de
inmigrantes en el Mediterráneo —una vez más—, se suma al también masivo
crecimiento de refugiados en los países de la región seguramente más convulsa
del planeta. Uno de esos países es Jordania, que soporta una carga migratoria
que está a años luz de distancia de aquella de la que se quejan los Estados del
sur de Europa. Allí, en Jordania, está Zaatari.
Huyen de las masacres de los fanaticos religiosos que se ufanan de asesinar niños. |
La guerra civil Siria estalló en
marzo de 2011. Se inició con la reclamación de libertad para las escuelas en la
ciudad de Deraa. Todo un símbolo de quienes más han sido dañados por la
profunda diáspora originada por la confrontación militar: los niños.
Se calcula que, de los 22
millones de sirios que forman (o formaban) parte de ese país, 4 millones están
desplazados en la propia Siria y 2 millones refugiados (la mitad niños) en
Egipto, Líbano, Turquía o Jordania. En este último país hay 600.000 (!)
refugiados, 120.000 de ellos en el campo de Zaatari.
Llegar al desierto para ser tratados como ganado. |
El
horizonte ante ellos es una guerra pueden prevalecer años. Por eso, a quienes
viven en las tiendas de campaña de Naciones Unidas desde hace meses no les dice
mucho el procedimiento acordado en Nueva York entre los cinco Estados con
derecho a veto en el Consejo de Seguridad sobre la identificación, traslado y
destrucción de las armas químicas prohibidas por los tratados sobre Derecho
Humanitario. Suceda lo que suceda en Siria, la catástrofe humanitaria es
irreversible. No hay más que ver lo que ocurre cada día en Zaatari. Hay allí 64.000
niños, de ellos solo 10.000 acuden a recibir clases. el resto es una generación
perdida hasta no se sabe cuándo.
Niños con hambre y sin educacion. |
En Zaatari, los incidentes de
orden público los protagonizan sobre todo estos niños, invadidos por una
atmósfera de violencia, a los que no se les puede ofrecer una perspectiva de
vida creíble. Se sienten humillados cuando los visitantes los miran con
curiosidad o les sacan fotografías.
Huir de cualquier forma es la consigna. |
Quienes trabajan en Zaatari
reconocen su incapacidad para abordar los innumerables casos de abusos sobre
mujeres y niños que se producen indefectiblemente en ese territorio extraño,
terrible y en un inhóspito desierto, transformado en campo de refugiados.
La desesperacion por el agua |
Todos han dejado cosas
importantes en Siria, casas, propiedades, familia, amigos, amores. Difíciles de
recuperar. No les es posible creer en la transitoriedad de su estancia en el
campo. Quizá por esto algunos tratan de vender las cosas más inverosímiles en
las pequeñas tiendas —si se puede llamar así a los tenderetes— que jalonan la
calle principal de Zaatari, la cual arranca desde un punto en el que un cartel
dice: “Avenue Champs Elysées”.
El hambre acosa a los niños. |
Nadie tiene la mínima seguridad
sobre qué será de él en el futuro, ni siquiera sobre el más inmediato. Según
los representantes de ACNUR, Unicef y otros organismos en la zona, la atención
a los refugiados cuesta “demaciado”. Por el momento, solo hay dinero hasta
noviembre. Luego, no se sabe. Hay una palabra que define esa situación:
insostenible.
Las lluvias inundan el desierto y se mezcla los desperdicios humanos que recorren el campo de refugiados atraves de las carpas. |
Los europeos no han jugado un
papel destacado en las negociaciones entre EE UU y Rusia por alcanzar un
acuerdo sobre la destrucción de las armas químicas en poder del Estado sirio.
Tampoco parece que lo vayan a jugar en la conferencia de paz Ginebra II, si es
que se llega a celebrar (una de las múltiples facciones rebeldes se acaba de
descolgar de ella). Y tampoco en el acuerdo regional imprescindible, en un
conflicto que está desde su comienzo internacionalizado.
Oro liquiquido es el agua para miles de seres desesperados que lo perdieron todo. |
Sin embargo, hay algo en lo que la Unión Europea y sus
Estados miembros, entre ellos España, a través del Presupuesto, pueden hacer
mucho. Me refiero, claro está, a la ayuda humanitaria y educativa a los
refugiados, que es la peor cara del drama sirio. Y me refiero, por supuesto, al
campo de Zaatari, que tiene en su entrada un decálogo de prioridades,
cuyo primer punto es el agua y cuyo segundo punto es también el agua.
Las lluvias todo lo complican |
Si no
hemos podido evitar el desencadenamiento de la guerra de Siria y sus miles de
víctimas, y si no podemos aún hacer que finalice, al menos hagamos lo necesario
para que a los que han muerto en ese inmenso campo de batalla que son las
ciudades no se añadan más por el hambre, la sed y las enfermedades de millones
de refugiados, particularmente de los niños y niñas. Esa es la más cruel
amenaza sobre la generación perdida de Siria.
¿Donde esta la casta protectora de los Derechos Humanos, se dignaran a pasar una noche con una de estas familias en una de sus carpas, NO lo creo?
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