Sólo
la colonoscopía logra prevenir el cáncer de colon y recto:
La palabra colonoscopia inquieta a la mayoría
de los pacientes que deben hacerla. Sin embargo, es absolutamente necesaria
para prevenir el cáncer de colon y recto, y de vías digestivas, pues detectan
de forma temprana las lesiones malignas o en vías de convertirse en tumorales.
Explica Víctor Bracho, presidente de
Uno de los tipos de lesiones malignas son los pólipos, de apariencia elevada, fáciles de diagnosticar y de tratar. Las otras resultan más complicadas de detectar, porque son planas, y apenas se asoman como una pequeña irregularidad en los pliegues del colon o acusan un tenue cambio de color. “Ese tipo de lesiones avanza con mayor rapidez a adenocarcinoma de colon”, advierte Bracho.
Hay que resecarlas o extirparlas. De no hacerlo, en un período entre cuatro y doce años se convierten en adenocarcinoma de colon.
La población de alto riesgo de este tipo de
cáncer suele ser mayor de 50 años, con antecedentes personales o familiares de
cáncer sobre todo de vías digestivas. Haber tenido antes pólipos hace a la
persona más proclive a seguir desarrollándolos, de cualquiera de los dos tipos.
Para poder detectar cualquier tipo de lesiones
en las vías digestivas, los médicos cuentan con técnicas y equipos que
facilitan la pesquisas.
Algunas técnicas como la cromoendoscopia ayudan
a visualizar de manera más sencilla para el ojo humano estas lesiones. Cuando
se identifica con la luz del colonoscopio, una pequeña irregularidad en la
mucosa del colon, se coloca un tinte (que puede ser incluso electrónico) para
poder observarla mejor.
Para realizar endoscopias y colonoscopias bien hechas, se necesitan profesionales entrenados, un equipo de colonoscopia operativo, un paciente bien preparado y la correcta técnica de sedación del paciente. “En esos pilares se sustenta la posibilidad de un correcto examen de colon. Es un procedimiento ambulatorio. Si se diagnostica una lesión hay que decidir el procedimiento endoscópico a realizar”, dice.
Durante la endoscopia pueden aplicarse una de tres técnicas para curar la lesión. Estas opciones van desde una simple polipectomía o una resección mucosal endoscópica o una disección mucosal endoscópica. Todas necesitan de un médico experimentado.
Las lesiones extraídas van a biopsia, para
conocer su malignidad. Si son muy grandes, mayores de 1,5 centímetros , el
paciente tiene indicación de reposo unos pocos días pues puede sangrar. Sólo si
se sospecha de alguna complicación como una microperforación o una fisura, el
paciente tiene que permanecer hospitalizado.
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