El ejemplo más reciente ocurrió en
junio, cuando según el Secretariado Nacional de Seguridad Pública (SNSP), se cometieron 2,234 homicidios dolosos.
Es la cifra más alta en la
historia reciente, mayor incluso a la de los meses de 2011, el año más
complicado de la guerra contra el narcotráfico que inició el expresidente Felipe Calderón.
No es todo. Los datos del SNSP muestran
un aumento en el número de secuestros, extorsiones y especialmente en robo de
autos.
En este rubro también se registran
cantidades no vistas desde 1997, cuando empezó la medición estadística de la
delincuencia.
De acuerdo con el secretario de
Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, el repunte en la inseguridad se debe a
que aumentó el número de delitos comunes.
"A diferencia de 2011 estamos
enfrentando un fenómeno de violencia, sí, con un componente federal, con el
crimen organizado pero agudizado en gran proporción por delitos del fuero
común, que suceden en el orden local".
Pero más allá de los números, en México
muchos se preguntan por qué no ha sido posible frenar la violencia, algo que
fue una de las principales ofertas en la campaña del presidente Enrique Peña
Nieto.
Y la respuesta, coinciden especialistas
consultados por BBC Mundo, es que no funcionaron las acciones que se tomaron
desde el inicio del actual gobierno, en 2012.
Mal diagnóstico:
¿Qué ha fallado? "Son varias cosas
pero una es fundamental: hubo un
diagnóstico equivocado sobre la naturaleza y causas de la violencia",
explica a BBC Mundo el analista en seguridad Alejandro Hope.
"Se supuso de manera muy explícita
que el problema de la violencia era de orden político, de gestión".
Es decir, que la colaboración de
autoridades locales en el gobierno anterior –cuando empezó la guerra contra el
narcotráfico- no era suficiente.
Así, el gabinete de Peña Nieto empezó
por reparar esa ausencia, añade el especialista.
Se decidió "que era necesario subir
a los gobernadores a los alcaldes a la mesa, y nada más con esa mejor
coordinación y las capacidades existentes iba a ser posible dar mejore
resultados".
En principio la estrategia parecía
correcta, "pero obviaba el
problema central, la capacidad de las instituciones" como
policías y fuerzas armadas.
Estrategia fallida
De hecho el combate a las organizaciones
criminales se realiza
prácticamente con el mismo número de soldados, marinos y policías federales.
Pero al mismo tiempo no se ha logrado
concretar otra parte de la estrategia: mejorar a las corporaciones estatales y
de los municipios.
No se realizó por completo. Ahora es una
de las explicaciones de las estadísticas criminales de junio pasado.
"Se supuso que el problema era de naturaleza política y que todo iba
muy bien. Efectivamente en 2014 iba bajando la violencia".
"Pero cuando brinca la crisis no
tienen con qué responder, la Policía Federal y las fuerzas armadas tienen el
mismo tamaño que 2012, pero los presupuestos han disminuido".
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