Los Salesianos llegaron a la Argentina
para fomentar el arraigo en el ámbito rural y la construcción de una patria
cada día más justa, a través de la educación. Hoy esta obra abarca a ocho
escuelas agrotécnicas en cinco provincias.
Las escuelas
agrotécnicas salesianas son
pioneras en la educación agropecuaria en la Argentina y en muchos países del
mundo.
La institución se instauró en
nuestro territorio a partir de 1875, cuando llegaron los primeros 10
inmigrantes salesianos dispuestos
a cumplir las tareas asignadas.
Los salesianos
pensaron la educación agrícola como una manera de promocionar a la población
campesina de criollos e inmigrantes que llegaban a Argentina”, cuenta a Infocampo el director de Por
los Jóvenes – Don Bosco, Hno. Ariel
Fresia.
Los Salesianos de Don Bosco son una expresión
religiosa dedicada a la educación y evangelización de los jóvenes, sobre todo
los más pobres y abandonados.
Su tarea se inspira en la vida y obra de San
Juan Bosco, sacerdote
italiano nacido en 1815 y fallecido en 1888.
LOS
SALESIANOS Y LA OBRA DE DON BOSCO
De origen campesino y familia humilde, fue
sensible a las necesidades de los jóvenes más pobres de Turín, Italia, a quienes les dio
una casa que los recibía con cariño, un patio para
encontrarse con amigos, una escuela para prepararse para la vida y
una parroquia para conocer a Jesús.
Basado en sus principios, la obra llegó a
la Argentina y hoy cuenta con ocho Escuelas Agrotécnicas. Tres de ellas ubicadas en la
provincia de Buenos Aires, dos en Córdoba y una en Misiones, Mendoza y Tierra del Fuego.
A estos establecimientos, se le
suman dos Centros de Formación Agropecuaria de gran importancia, situadas en la
localidad santafesina de Venado Tuerto y en Tandil, al sur de Buenos Aires.
EDUCACIÓN
DESDE EL TERRITORIO
La obra salesiana pensó a la educación
agropecuaria como
necesaria con el fin de la consolidación del país y la construcción de la
sociedad, al tiempo que podía contribuir al desarrollo de la
agroindustria regional y la transformación cultural de la producción rural.
En la actualidad estas escuelas potencian
zonas productivas y economías regionales, como el caso de la producción
vitivinícola en Rodeo del Medio, la yerba en Misiones o la cría de bovinos en Río Grande, entre otras.
“Las propuestas permiten a los
jóvenes estudiar en sus lugares de origen, sin tener que desplazarse lejos
de sus familias. Además de formarlos a nivel humano y cultural, les ofrece herramientas desde la práctica para
insertarse laboralmente en industrias productivas o capacitarse como empleados
rurales”, explicó el entrevistado.
“Desde las primeras escuelas
agrícolas a finales del siglo XIX, la educación agrotécnica y agraria fue uno de los
pilares de la capacitación en el interior del país y del desarrollo del agro, como un socio productivo en sus
distintas regiones”, continuó Fresia.
Para el vocero, la educación técnica y
agrotécnica es uno de los baluartes principales que permite
impulsar el trabajo de las
distintas regiones del país, las economías regionales y la industrialización.
Además brinda herramientas a los jóvenes
para que puedan desempeñarse en el entorno rural y no tengan que migrar hacia
las grandes ciudades. Todo esto desde el sistema preventivo
salesiano que pone en primer lugar a la persona y, al tiempo que forma en
cuestiones técnicas, también lo hace en valores
“La educación agrotécnica está en
contacto directo con la naturaleza. Por eso creemos que son fundamentales los
procesos productivos regionales que ofrecen las Escuelas salesianas, incentivando
proyectos productivos innovadores que no se basan solo en los libros, sino más
bien al pie del campo”, destacó.
POTENCIANDO
AL AGRO Y SUS COMUNIDADES
La educación agropecuaria en Argentina fue
siempre un pilar en el desarrollo productivo y socioterritorial del país. Las
escuelas agrotécnicas, como las salesianas, fomentan la producción regional y
brindan una educación enfocada en la naturaleza y la formación integral de los
jóvenes.
Estas instituciones educativas acompañan a niños
y jóvenes desde sala de 3 años hasta universitarios, ofreciendo un amplio
abanico de posibilidades. Es sin
dudas una salida loable para quienes no tienen la oportunidad de estudiar lejos
de la tierra donde nacieron.
“Los salesianos potencian el
desarrollo productivo, económico y educativo de las regiones y son motores de
inclusión y crecimiento para los territorios, aportando a la juventud como
principal recurso humano”, continuó Fresia.
LOS
JÓVENES, ESPEJO DE DON BOSCO
Para el director de Por los Jóvenes –
Don Bosco, la juventud
actual debe enfocarse en los principios de este importante sacerdote italiano. “La obra salesiana
en toda la Argentina está enfocada fundamentalmente en acompañar a los jóvenes
en cualquier condición en la que se encuentren”, dice el referente.
En ese marco, mencionó que todos ellos van
a encontrar en la educación salesiana “la posibilidad de superar sus dificultades” y salir adelante en cualquier
crisis.
“La educación salesiana, sobre todo
la rural, no solamente implica una transformación
sociocultural del territorio y la producción, sino también una modificación de
las personas en sujetos cada vez mejores; más éticos, más comprometidos con la ecología, con la creación de
puestos de trabajo, la justicia y la redistribución de los ingresos”,
manifestó.
¿CÓMO
SE SUSTENTAN LAS ESCUELAS SALESIANAS?
Las escuelas Salesianas se sustentan con
la producción que los alumnos desarrollan en las diferentes regiones y el aporte privado que realizan
padres, productores y empresas del sector.
“Tenemos un costo altísimo de mantenimiento,
de sostenimiento, de transformación y de actualización tecnológica en las
diferentes zonas. La
principal fuente de ingreso es el trabajo y el esfuerzo de nuestros propios
alumnos”, comentó Fresia.
La venta de los productos que elaboran, el grano que cosechan, los animales que se
comercializan son
algunos de los recursos que se utilizan para gestionar estos establecimientos
de la mejor manera.
“Estas escuelas tienen su origen en un legado solidario, de algunas personas donantes, dueñas de
terrenos o de grandes fortunas, que cedieron tierra de manera gratuita con una
finalidad específica: que se desarrollara una escuela para la educación de los
chicos del campo”, cuenta el entrevistado. Por
otra parte, el Estado Nacional también
colabora con la subvención de estas casas de estudios, pero sólo abonando el
sueldo al personal docente y los auxiliares que trabajan para mantener los diferentes
edificios.
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