SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



sábado, 23 de septiembre de 2023

UN DATO NUEVO: Las consecuencias del consumo excesivo de LECHE de SOJA. ¿Que dice la ciencia?

 

Aunque la soja es una legumbre con numerosas virtudes nutricionales, y pilar de la dieta en Asia, el consumo en forma de leche vegetal y tofu puede comportar algunos efectos secundarios cuando se produce de forma excesiva.



El consumo de las llamadas “leches vegetales” está en auge en Europa y se proyecta en el nuevo mundo, especialmente la leche de soja. Según un estudio realizado por la organización de conciencia alimentaria Proveg Internacional, un 43% de europeos ya consume leches vegetales con regularidad en sustitución a la leche animal, generalmente de vaca. De estas, la de soja es una de las mayoritarias junto a la de almendras y la de avena.

De hecho estos datos se acercan al 50% de consumo que se da en Estados Unidos, pero quedan lejos del 66%, que es la cifra normal en las dietas asiáticas. Podemos entonces entender que los riesgos de la soja sería mucho más evidentes en Asia si realmente el consumo de su leche fuese perjudicial. No obstante, conviene introducir diversos matices, puesto que en el consumo de los derivados crudos de la soja, como son la leche, el tofu o los batidos de proteína de soja, intervienen factores como la edad del consumidor o consumidora, el sexo o las cantidades.

Cuestión de edades...





En primer lugar dejar claro que en principio y a corto plazo, el consumo de leche de soja no tiene ningún riesgo si es moderado, por ejemplo de unos 200 a 300 mililitros diarios, el equivalente a uno o dos vasos llenos.

Incluso se puede asegurar que a estas proporciones es saludable en el caso de mujeres postmenopáusicas y hombres mayores de 50 años, puesto que algunos estudios han vinculado la influencia de determinados componentes de la soja -llamados fitostrógenos- en el aumento de la densidad ósea y por tanto en la menor incidencia de la osteoporosis. Así, se has visto que las personas que siguen una dieta asiática, por ejemplo la japonesa, en la que la soja está muy presente, tienen menor incidencia de este trastorno óseo.

También se ha comprobado que cuando la presencia de los fitostrógenos en la dieta japonesa se sitúa entre los 20 y 50 miligramos diarios, el riesgo de padecer cáncer de mama entre las mujeres es entre cinco y ocho veces menor que en Europa occidental, donde la media está en torno a un miligramo diario. También se vincula a los fitostrógenos con una menor incidencia del cáncer de ovario y de hecho, se los propone como una alternativa a la terapia de estrógenos para aminorar los trastornos menopáusicos, en los que los riesgos para la salud son superiores a los efectos.

También, al inhibir algunos fitostrógenos la absorción del yodo, el consumo excesivo de leche de soja puede provocar un hipotiroidismo subclínicohipotiroidismo subclínico que dé finalmente como resultado el trastorno en su forma clínica, con síntomas como cansancio crónico, obesidad o bocio. Como apunte final señalar que los fitostrógenos no se encuentran presentes en otros derivados de la soja fermentados como el miso o el tempeh.

 

 

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