La bebida alucinógena de los pueblos amazónicos puede
ser útil para tratar la depresión o las adicciones, pero mejoraría su eficacia
si se estudiara con método científico.
LA INVESTIGACION
CIENTIFICA REVELA QUE: En una revisión de estudios publicada recientemente, un grupo liderado
por el DR. Dimitri Daldegan-Bueno, de la Universidad Estatal de Campinas, en
Brasil, refleja la importancia de los estudios en animales para tratar de
comprender los efectos de esta sustancia. Se busca diferenciar qué parte se
debe al ritual que acompaña la toma o cómo elaborar experimentos en los que se
incluyan pacientes que reciban un placebo para comparar los diferentes efectos
en quienes reciben una sustancia inerte y los que de verdad toman ayahuasca.
Aunque en las cantidades ceremoniales la ayahuasca es segura, los estudios en
animales muestran que puede ser tóxica a dosis mayores. Por eso, echan de menos
estudios de toxicidad durante el embarazo o en individuos en desarrollo, y
confirman su potencial como antidepresivo o para tratar adicciones.
Daldegan-Bueno
apunta que ya hay ensayos clínicos con ayahuasca para la depresión en
hospitales “que no han mostrado efectos secundarios graves” y que décadas de
estudios en comunidades con tradición de consumo de ayahuasca tampoco los han
encontrado. “Esto”, puntualiza, “no significa que no haya riesgos en su uso.
Los efectos psicológicos pueden ser muy intensos [...] y a veces la persona
puede necesitar apoyo para asimilar la experiencia. En general, la ayahuasca
está contraindicada para personas con afecciones mentales relacionadas con el
espectro psicótico porque puede causar un episodio o empeorarlo”, alerta.
Además, pueden darse “interacciones con algunos medicamentos antidepresivos,
así que es aconsejable que la gente que los tome consulte a su psiquiatra antes
de tomar ayahuasca”.
El
investigador afirma que las comunidades indígenas que toman la sustancia tienen
medidas de seguridad basadas en siglos de conocimiento acumulado, pero advierte
de que la expansión de la ayahuasca, que ahora se puede tomar en retiros de fin
de semana en muchos lugares a miles de kilómetros del Amazonas, requiere que
los nuevos practicantes se informen, asimilando este conocimiento y también el
adquirido a través de la ciencia.
El
renacer psicodélico va a reavivar, en torno a la ayahuasca más que con otras
sustancias, un conflicto entre los usos ancestrales de algunas plantas y los
usos de la ciencia moderna. José Carlos Bouso director científico de la Fundación Iceers (Centro
Internacional de Enseñanza, Investigación y Servicios Etnobotánicos), en
Barcelona, dedicada a promover el uso seguro de las plantas psicoactivas,
recuerda que “en España se celebran ceremonias de ayahuasca desde hace 30
años”. Antropólogos interesados en la medicina amazónica “aprendieron a
realizar los rituales allí y tuvieron formación chamánica para reproducir en lo
posible los contextos tradicionales”, explica Bouso. “En estos contextos
comunitarios, se ha utilizado, no tanto con las limitaciones biomédicas de buscar
una cura a una enfermedad, sino más bien como forma de autoatención y de
gestionar la propia salud”, añade.
Bouso
fue un pionero del uso de los psicodélicos en salud mental y sufrió prejuicios
que ahora parecen desvanecerse. En 2002, cuando tenía 32 años y era doctorando
de la Universidad Autónoma de Madrid, inició un ensayo clínico para probar el
MDMA en el tratamiento del estrés postraumático de víctimas de agresión sexual.
Tras la publicación de un reportaje en EL PAÍS explicando el
proyecto, el miedo a la imagen que podía dar la financiación pública del uso de
una droga ilegal, aunque fuese con fines terapéuticos, hizo que las autoridades
detuvieran el proyecto. En los últimos años ha realizado estudios
observacionales con seguimiento de usuarios de ayahuasca, tanto en España como
en Perú, para medir aspectos psicológicos y de calidad de vida. “Hemos visto
mejoras, sobre todo en depresión, estado de ánimo y calidad de vida, y también
en duelos complicados y estrés postraumático”, resume.
Con
la apertura en torno a los usos terapéuticos de la ayahuasca, se ha producido
también un auge de su uso en ceremonias comunitarias que no siempre están
organizadas por personas con la formación adecuada. Daldegan-Bueno recuerda que
“un estudio reciente identificó contaminantes como medicamentos y otras
sustancias psicodélicas en muestras de ayahuasca por toda Europa”. Tener en
cuenta aspectos como este “es esencial, tanto para la gente que busca y ofrece
ayahuasca”, señala. La armonía mencionada por Bouso entre el conocimiento
tradicional, la aplicación del método científico y la regulación al uso de la
ayahuasca puede ayudar a evitar los riesgos de la creencia acrítica en
sustancias exóticas con cualidades mágicas para resolver problemas inherentes a
la vida, y el racismo o la mojigatería que ha retrasado décadas el uso de
sustancias que cada vez acumulan más pruebas de su potencial.
Fuente: Salud y Bienestar en Facebook, Twitter e Instagram.
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