El Magazin de Merlo
SOCIEDAD Y CULTURA - BUENOS AIRES - ARGENTINA *Editor responsable: Miguel Angel Figueiras Gimenez.
SOCIEDAD Y CULTURA
sábado, 12 de julio de 2025
¿DEMASIADO RELAX ENFERMA? Qué es el sedentarismo y qué consecuencias puede tener en tu salud. ¿Que aconsejan los médicos?
En la era digital, donde la
comodidad reina y las pantallas nos mantienen cautivos, el sedentarismo se ha
convertido en una epidemia silenciosa con
graves consecuencias para la salud.
Las
estadísticas son alarmantes: la Organización Mundial de la
Salud (OMS) estima que más del 60% de la población mundial no
realiza la actividad física necesaria para obtener
beneficios para la salud. De hecho, se ha observado esta tendencia entre
adolescentes de 11 a 17 años.
Esta inactividad física creciente nos está llevando a un futuro
donde las enfermedades crónicas, la obesidad y el deterioro de la calidad de
vida serán la norma.
El sedentarismo se define como la falta de
actividad física regular, lo que se traduce en pasar la
mayor parte del día sentados o acostados, ya sea en el trabajo,
en casa o durante el tiempo de ocio.
Es importante entender que el sedentarismo no es sinónimo de falta de ejercicio físico.
Una persona puede ir al gimnasio tres veces por semana y aun así ser
considerada sedentaria si pasa el resto del día pegada a una silla.
El sedentarismo se refiere a la
inactividad física prolongada que se produce al realizar
actividades que requieren muy poco esfuerzo físico. Algunos ejemplos son:
·
Trabajar frente al ordenador
·
Ver la televisión
·
Usar el móvil
·
Jugar a videojuegos
·
Leer
·
Conducir durante largos períodos.
Cabe destacar, que incluso quienes realizan
ejercicio físico regular, pueden caer en las redes del sedentarismo si
pasan muchas horas sentados o inactivos. La clave está en
romper con la inercia y moverse lo máximo posible a lo largo del día.
Consecuencias de una vida sedentaria
Las consecuencias de una vida
sedentaria son devastadoras para la salud, actuando como un enemigo silencioso
que mina nuestro bienestar de forma gradual e imperceptible. Las repercusiones
negativas del sedentarismo se extienden a diferentes ámbitos:
Físicas
El sedentarismo es un factor de
riesgo importante para el desarrollo de:
·
Enfermedades
cardiovasculares. La falta de actividad física reduce
el colesterol bueno y aumenta el colesterol malo, lo que favorece la
acumulación de placa en las arterias, aumentando el riesgo de infartos e ictus.
·
Diabetes
tipo 2. La inactividad física afecta a
la sensibilidad a la insulina, hormona encargada de regular los niveles de
azúcar en sangre, lo que aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
·
Obesidad. Existe una clara relación entre el sedentarismo y
la obesidad, la cual se abordará en profundidad más adelante.
·
Mayor riesgo de
caídas en adultos mayores. La debilidad
muscular y la falta de equilibrio aumentan el riesgo de caídas, un problema
común y grave en la tercera edad.
·
Algunos tipos de
cáncer. El sedentarismo se ha
relacionado con un mayor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, como el de colon, mama y endometrio.
·
Problemas
musculares y óseos. La falta de movimiento debilita
los músculos y huesos, aumentando el riesgo de osteoporosis, fracturas, dolores
de espalda y lesiones.
Mentales
El impacto del sedentarismo no se
limita a lo físico, también afecta la salud mental:
·
Ansiedad. La falta de actividad física puede aumentar
los niveles de ansiedad y estrés.
·
Depresión. El sedentarismo se ha asociado a un mayor
riesgo de desarrollar depresión.
·
Deterioro
cognitivo. La inactividad física puede
afectar negativamente a la memoria, la atención y otras funciones cognitivas.
·
Dificultades de
concentración. Moverse y hacer ejercicio
mejora el flujo sanguíneo al cerebro, lo que favorece la concentración.
El sedentarismo puede afectar las
relaciones sociales y la calidad de vida:
·
Aislamiento. Pasar mucho tiempo en casa frente a las
pantallas puede llevar al aislamiento social.
·
Soledad. La falta de interacción social puede generar
sentimientos de soledad y afectar negativamente al estado de ánimo.
Fuente: Fundación Española
del Corazón-
POLINIZACION: Un estudio científico comprobó cómo las abejas elevan los rindes de la soja.
Investigadores
del INTA en el sudeste de Córdoba demostraron que, gracias a la polinización
por parte de abejas melíferas, se logró un incremento del 34% en frutos y 27%
en el peso de las semillas de soja. La importancia de cuidar la biodiversidad.
LA IMPORTANCIA ECONÓMICA DE LAS ABEJAS
De esta manera, Cavigliasso indicó que “las evaluaciones económicas ponen de manifiesto la viabilidad de
integrar servicios de polinización profesionales en las prácticas agrícolas, en consonancia con los objetivos de
sostenibilidad”.
En ese marco, el especialista agregó que la polinización biótica generó un incremento
comparable a la ganancia genética anual promedio acumulada de los últimos 35 años para la
región productiva estudiada.
“Esto demuestra
el potencial complementario de ambos enfoques para maximizar los rendimientos”, aseguró.
Por otro lado, las abejas
melíferas visitan las flores de soja con mayor frecuencia que otros insectos. Estudios previos han demostrado que la soja es un recurso nectarífero importante
para la producción de miel en esta región, “incluso generando en ciertos casos mieles monofloras donde la soja es
la fuente principal de recursos para las colonias de abejas durante el pico de
floración del cultivo”.
La disminución
en la población de insectos polinizadores, fundamentalmente las abejas, en términos de abundancia y
riqueza de especies, es mencionado a menudo como un problema importante: esta
pérdida de biodiversidad supone un descenso
considerable en la polinización de los cultivos y, por
ende, en su crecimiento y generación de rendimientos.
Por ello, un equipo de investigación
del INTA Marcos Juárez en Córdoba evaluó el impacto de la polinización
biótica, proceso facilitado principalmente por insectos, en el rendimiento y la
calidad del grano de soja, incorporando colmenas de abejas melíferas al sistema de producción.
Al respecto, Pablo Cavigliasso, investigador del proyecto, explicó que
para este estudio “se compararon microparcelas con tratamientos de polinización biótica frente a
autopolinización, y
también se evaluó la
actividad de los polinizadores a diferentes distancias de un conjunto de colmenas de abejas
melíferas”.
Los resultados mostraron un aumento del 34 % en
la formación de frutos y un 27 % más de peso total
de semillas por unidad de superficie en plantas polinizadas bióticamente. A su
vez, la calidad de las semillas mejoró ligeramente, con un aumento del 1,47 % en el contenido de aceite en las semillas sometidas a esta
polinización.
LAS ABEJAS Y LA SOJA: EL MANEJO DE LAS COLMENAS
Así, las colmenas
manejadas incrementaron significativamente la actividad de polinización dentro de un radio de 150 metros, con una
reducción del 72% en las visitas observadas más allá de los 300 metros.
“Estos hallazgos
indican que la polinización mediante abejas melíferas no solo aumenta la
productividad de la soja, sino que también compensa las limitaciones de la autopolinización y mitiga la ausencia
de polinizadores nativos en condiciones ambientales adversas”, destacó
Cavigliasso.
Aunque la soja siempre se consideró una especie esencialmente autógama,
en investigaciones recientes, se demuestra que también es en gran medida polinizada principalmente por
insectos, aclaró el investigador.
En este contexto, los visitantes florales desempeñan un papel relevante en la polinización
de la soja, ya sea
facilitando la transferencia de polen autógamo en las flores, entre flores
dentro de las mismas plantas o polen cruzado entre plantas.
Así, según el
equipo de investigadores del INTA, este estudio subraya la importancia de diseñar
estrategias agrícolas adaptadas para favorecer la salud y la actividad de los
polinizadores, especialmente
en un contexto de cambios ambientales.
“Para maximizar los beneficios de la
polinización biótica y garantizar la sostenibilidad ambiental y rentabilidad de
los sistemas de producción de soja a largo plazo, es crucial
fortalecer la colaboración entre investigadores, agricultores y apicultores”, concluyó Cavigliasso.
SÍFILIS: Putrefacción espacial, hoy sabremos más de esta epidemia que fue tortura, agonía y muerte, para la comunidad, reyes y reinas.
**En la actualidad aun es temida esta enfermedad de transmisión sexual, también
conocida como la enfermedad de la infidelidad, se decía que era un castigo por
ese pecado, que los ponía en evidencia ante sus familias y la comunidad.
¿Cuál
era la causa de la enfermedad? Se pensó en 1495 que era un castigo de Dios por
los pecados cometidos por la sociedad. Así que el primer paso para lidiar con
la misma era arrepentirse y rezar por la protección divina. Entre los reyes que
más sufrieron y murieron de sífilis se encuentra Enrique VIII de Inglaterra, Carlos II de España, Iván el Terrible,
Francisco I de Francia y Enrique III de Francia.
Dios,
sin embargo, enviaba señales a través de otros medios. Los astrólogos de la
época afirmaban que lo ocurrido tenía relación con dos eclipses de sol y
la confluencia de Saturno y Marte.
"Las
lluvias que cayeron en el año en todos los países fueron tan copiosas, que la
tierra se contaminó con el agua estancada. No era de extrañar que la enfermedad
se hubiera presentado", afirmaba un profesor de medicina de la época.
La
conjunción de las estrellas contaminó el clima, lo que a su vez causó una
podredumbre venenosa del aire. La consecuencia fue la putrefacción del cuerpo
humano.
El comienzo
A
principios de 1495 el rey francés Carlos VIII invadió Nápoles tratando de
reivindicar su derecho a ese reino. Pero las tropas empezaron a contagiarse con
una nueva dolencia.
Nadie
había visto nada similar. Los doctores de la
época no encontraban ninguna referencia en libros médicos antiguos.
Preocupó
a la población tanto como lo hizo el VIH cuando fue descubierto en la década de
los 80 del siglo pasado.
Tenía
una similitud con esa enfermedad: se transmitía a través del contacto sexual.
Se
trataba de la sífilis.
La
gente estaba aterrorizada porque se propagó con gran rapidez. Llegó a Escocia,
Hungría y Rusia.
A
excepción de los ancianos y los niños, todos corrían el riesgo de contagiarse.
Se encontraba en el burdel, pero también en el castillo.
Se
cree que los reyes Francisco I y Enrique III de Francia, así como el emperador
Carlos V, padecieron la enfermedad. Se piensa que tampoco escaparon del
contagio los monjes ni los clérigos.
No
importaba la jerarquía. Cardenales, obispos e incluso los papas Alejandro VI y
Julio II la sufrieron.
La
velocidad con la que se propagó revela mucho acerca de los hábitos
sexuales de la sociedad en esa época.
Esperanza
Se
creía que el mercurio era el remedio para la sífilis. Era común utilizarlo para
tratar problemas de la piel en esa época. Y ese fue el tratamiento que se le
recomendó al soldado alemán. Respirar el gas del mercurio caliente.
Pero la
cura era peor que la enfermedad. Los pacientes salivaban
incontrolablemente, los dientes se les caían y perdían la razón. Sin embargo,
se siguió utilizando por muchos años, interna y externamente.
Hasta
que apareció un nuevo remedio en 1517: el guayaco, un arbusto que se encuentra
en Haití. Supuestamente, era lo que usaban los oriundos de la isla.
Virutas
del tronco se cocinaban a fuego lento en agua y el líquido se bebía dos veces
al día. El tratamiento completo incluía pasar 30 días en un cuarto
extremadamente caliente para sudar y botar la enfermedad.
En esa
misma época se estableció una relación entre la sífilis y el castigo divino por
un pecado personal y no colectivo. La persona se contagió por
haberse involucrado en una relación sexual ilícita.
En ese
contexto, las mujeres eran quienes transmitían la enfermedad y tentaban
a los pobres hombres, en el estilo de Adán y Eva.
El estigma
también afectaba a los niños cuyos padres sufrían de sífilis porque era una
condición hereditaria. Generaciones enteras se consideraban malditas.
¿América o Europa?
Los
contemporáneos pensaban que se trataba de una nueva enfermedad.
Una
vez que se detectó que se transmitía de persona a persona, se asumió que tenía
que haberse originado en un lugar en particular, y no como consecuencia del
clima.
Se
creía que había llegado a Europa con los marineros que regresaron de América
con Cristóbal Colón.
Supuestamente
atracaron en Barcelona, se unieron a las tropas en Nápoles y las prostitutas
que siguieron al ejército se encargaron del resto.
Pero a
los historiadores médicos americanos no les gustó nunca esa teoría, por lo que
presentaron evidencia arqueológica para probar que la sífilis era una vieja
enfermedad nativa de Europa que había aparecido con una nueva
virulencia.
La cura
Es
difícil saber si el debate se podrá dirimir. Pero hay certeza con respecto a
ciertos aspectos. Las décadas previas y posteriores al 1.500 fueron de gran
cambio en la sociedad europea.
La
vida urbana, mudanzas y búsqueda de lugares para vivir, nuevas técnicas de
guerra y cambios en los comportamientos sexuales.
El
ambiente de los habitantes de esa época se modificaba constantemente. Y eso,
generalmente, aumenta la incidencia de las enfermedades. Así
que el surgimiento de nuevas epidemias era, probablemente, inevitable.
La
sífilis llegó y se quedó, propagándose, en especial, en
tiempos de guerra.
Con la
llegada de la medicina moderna la bacteria que causa la enfermedad se
identificó en 1905. Y en 1910 se descubrió el primer tratamiento efectivo.
Pero
no fue sino hasta 1943, con el descubrimiento de la penicilina, que se encontró
la cura para el padecimiento.
Los
gritos nocturnos cesaron.