En la era digital, donde la
comodidad reina y las pantallas nos mantienen cautivos, el sedentarismo se ha
convertido en una epidemia silenciosa con
graves consecuencias para la salud.
Las
estadísticas son alarmantes: la Organización Mundial de la
Salud (OMS) estima que más del 60% de la población mundial no
realiza la actividad física necesaria para obtener
beneficios para la salud. De hecho, se ha observado esta tendencia entre
adolescentes de 11 a 17 años.
Esta inactividad física creciente nos está llevando a un futuro
donde las enfermedades crónicas, la obesidad y el deterioro de la calidad de
vida serán la norma.
El sedentarismo se define como la falta de
actividad física regular, lo que se traduce en pasar la
mayor parte del día sentados o acostados, ya sea en el trabajo,
en casa o durante el tiempo de ocio.
Es importante entender que el sedentarismo no es sinónimo de falta de ejercicio físico.
Una persona puede ir al gimnasio tres veces por semana y aun así ser
considerada sedentaria si pasa el resto del día pegada a una silla.
El sedentarismo se refiere a la
inactividad física prolongada que se produce al realizar
actividades que requieren muy poco esfuerzo físico. Algunos ejemplos son:
·
Trabajar frente al ordenador
·
Ver la televisión
·
Usar el móvil
·
Jugar a videojuegos
·
Leer
·
Conducir durante largos períodos.
Cabe destacar, que incluso quienes realizan
ejercicio físico regular, pueden caer en las redes del sedentarismo si
pasan muchas horas sentados o inactivos. La clave está en
romper con la inercia y moverse lo máximo posible a lo largo del día.
Consecuencias de una vida sedentaria
Las consecuencias de una vida
sedentaria son devastadoras para la salud, actuando como un enemigo silencioso
que mina nuestro bienestar de forma gradual e imperceptible. Las repercusiones
negativas del sedentarismo se extienden a diferentes ámbitos:
Físicas
El sedentarismo es un factor de
riesgo importante para el desarrollo de:
·
Enfermedades
cardiovasculares. La falta de actividad física reduce
el colesterol bueno y aumenta el colesterol malo, lo que favorece la
acumulación de placa en las arterias, aumentando el riesgo de infartos e ictus.
·
Diabetes
tipo 2. La inactividad física afecta a
la sensibilidad a la insulina, hormona encargada de regular los niveles de
azúcar en sangre, lo que aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
·
Obesidad. Existe una clara relación entre el sedentarismo y
la obesidad, la cual se abordará en profundidad más adelante.
·
Mayor riesgo de
caídas en adultos mayores. La debilidad
muscular y la falta de equilibrio aumentan el riesgo de caídas, un problema
común y grave en la tercera edad.
·
Algunos tipos de
cáncer. El sedentarismo se ha
relacionado con un mayor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, como el de colon, mama y endometrio.
·
Problemas
musculares y óseos. La falta de movimiento debilita
los músculos y huesos, aumentando el riesgo de osteoporosis, fracturas, dolores
de espalda y lesiones.
Mentales
El impacto del sedentarismo no se
limita a lo físico, también afecta la salud mental:
·
Ansiedad. La falta de actividad física puede aumentar
los niveles de ansiedad y estrés.
·
Depresión. El sedentarismo se ha asociado a un mayor
riesgo de desarrollar depresión.
·
Deterioro
cognitivo. La inactividad física puede
afectar negativamente a la memoria, la atención y otras funciones cognitivas.
·
Dificultades de
concentración. Moverse y hacer ejercicio
mejora el flujo sanguíneo al cerebro, lo que favorece la concentración.
El sedentarismo puede afectar las
relaciones sociales y la calidad de vida:
·
Aislamiento. Pasar mucho tiempo en casa frente a las
pantallas puede llevar al aislamiento social.
·
Soledad. La falta de interacción social puede generar
sentimientos de soledad y afectar negativamente al estado de ánimo.
Fuente: Fundación Española
del Corazón-
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