SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



miércoles, 4 de julio de 2012

Cada vez son más los chicos agresivos que enfrentan y hasta pegan a los padres.
"Cómo lidiar con ellos"
El Magazín de Merlo: ¡Hasta que llegamos a esto! “Nanny (Niñeras) 911", como se llama en los Estados Unidos, se propone como una ayuda para los padres "exhaustos" para que puedan lidiar con los chicos gracias a estas niñeras: cada una especialista en un área.
Llamarlos "pequeños tiranos" resulta bastante simpático. Sin embargo, el nombre y sus variantes, como "síndrome del emperador" se refiere a toda una tendencia moderna que, por lo menos para los padres, no es nada graciosa: la de los niños que se convierten en dictadores a pequeña escala en su casa.
"El psicólogo Jaime Barilko describe el siglo XX como el siglo del niño: que su majestad el niño determine cuál ha de ser su rumbo, su destino. ¡Libertad!", dice la Licenciada Martha Trica, psicóloga y especialista en trastornos de atención y aprendizaje.  
La relación de los padres con los hijos de hace unas décadas atrás,  era estricta en exceso. Entonces, los cambios sociales ayudaron a un cambio en la concepción de la autoridad: ésta empezó a ser cuestionada. "Se pasó al otro extremo, donde los hijos empiezan a ser quienes enseñan a los mayores: del serás lo que debas ser o no serás nada, pasamos al déjalo libre y déjalo ser". "Un pequeño tirano es un niño cuyos padres tienen la filosofía de que no debe sufrir, entonces viven para atenderlo y concederle todo para que no se frustre", indica la Lic. Eva Rotenberg, Directora de la Escuela para Padres.
Si bien las conductas más comunes para los que tienen este síndrome son los berrinches, el desafío al "no" y los gritos; algunas pueden ser más agresivas, como los insultos, el revoleo de juguetes o, incluso, pegar a los padres. "Un chico violento está en un momento crítico y es un punto límite en el que los padres deben darse cuenta que los necesita: quizás ellos también necesiten ayuda", indica Rotenberg.
Bajo la máxima de poner límites, los especialistas dan algunas sugerencias para ayudar a los padres a orientar a los hijos.  
Estar de acuerdo. Un elemento básico es el acuerdo entre los padres con respecto a las normas. Aún si los padres estuvieran separados la autoridad compartida es un elemento sustancial para fortalecer a la pareja parental. "El desacuerdo y la desautorización los debilita: hay que evitarlos delante de los niños; si uno dice una cosa y el marido, otra el niño aprovecha para sacar ventaja de esa situación", indica Trica.  
Firmeza. Los padres deben mantenerse firmes. La coherencia y la consistencia ingredientes clave para que un límite sea efectivo. "La consistencia la capacidad de sostener las normas o consecuencias establecidas nos ayuda a ser creíbles", dice Trica. Los niños están constantemente poniendo a prueba a los padres. En este sentido, es mejor no poner una penitencia si no sabemos si podemos cumplirla.
Sin sermones ni amenazas. Si el hijo está en pleno berrinche lo mejor será distraerlo (si es chiquito) o tranquilizarlo para explicarle en qué estuvo mal.
Claridad. Los padres deben ser claros y concisos: "hay que mirar al hijo a los ojos y asegurarse de que haya entendido lo que le pedimos", explica la especialista.
Dirección. Lo mejor es dirigir la conducta de los niños, por ejemplo, decirles "acá tenés el baúl para guardar los juguetes". 
El estado familiar normal: Padres a hijos
en comunicacion y armonia.
En otras palabras, si ustedes, mamá y papá están en este predicamento, intenten mediante bibliografia modificar la conducta de su hijo, pero lo mas aconsejable es ir a los especialistas en el tema, ya ven que no están solos, hay miles de padres como ustedes en el mundo.

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