SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



miércoles, 10 de mayo de 2023

PETRA, la cuidad perdida de Jordania, construcciones de otros mundos construidas por manos humanas hace milenios-

 

Petra es una antigua ciudad del Oriente Próximo excavada en la roca. Llamada también «la ciudad rosa» por el color único de su faja montañosa, Petra constituye un rico conjunto arqueológico del tiempo de los nabateos, que combina elementos orientales y occidentales.



Templos, tumbas, túneles, presas y canales se combinan con un paisaje único de arenisca roja. Por todo ello, es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1985, e integra la lista de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo desde 2007.

El nombre de Petra significa ‘piedra’. Pero no por ello debemos pensar que toda la ciudad está excavada en la roca, aunque sí gran parte de ella. Encontramos también estructuras libres, como el Gran Templo.



Todos los edificios tienen algo en común: están hechos con arenisca, piedra tornasol que da variedades de rosa mayoritariamente, anaranjado y amarillo.

Conozcamos a continuación cuál es su ubicación, cuáles son los principales sitios de interés del conjunto arqueológico y cuál es la historia de la ciudad de Petra. La ciudad de Petra se ubica cerca del Golfo de Áqaba, entre el Mar Rojo y el Mar Muerto en Jordania.



Este punto fue un importante cruce de caminos de las rutas comerciales de la antigüedad, gracias a que ofrecía una buena canalización de aguas y condiciones de seguridad.

Por ello, Petra se convirtió en el asentamiento de una gran proeza arquitectónica y de ingeniería en medio de excepcionales condiciones naturales.



El primer edificio que se avista al salir del Siq es el Tesoro de Petra o (Khasneh, Al-Jazneh o Jazné), y fue construido durante el reinado de Aretas IV (9 a.C. y 40 d.C.). Los beduinos solían creer que en este edificio se escondían los tesoros de un Faraón, razón por la cual también se conoce como la Tumba del Faraón.

Se trata de un mausoleo excavado en la roca, que muy posiblemente fue centro de peregrinación. No se sabe a quién fue dedicado, pero se cree que tuvo que haber sido a un monarca. Tiene 25 metros de ancho y 39 metros de alto.



La fachada se divide en dos niveles. El nivel inferior está soportado por seis columnas corintias, y tiene un frontón con un friso decorado con motivos florales. El nivel superior tiene dos falsas glorietas de base cuadrada a los lados, y en el centro una de base circular, coronada con una urna de 3,5 metros de alto. En los vanos encontramos relieves que imitan también falsas glorietas.

En cada sección, hay representaciones figurativas. Se cree que la escultura central representa a una diosa, que puede ser la fertilidad, Al Uzza, o Isis. Además, la fachada está decorada con elementos del período Ptolemaico, y llevó originalmente una capa de estuco policromada.



Este edificio fue construido en honor al rey Obodas I en una meseta. Recibió su nombre de los beduinos, quienes hallaron varias cruces inscritas en las paredes interiores, datadas del período bizantino. Se cree que este edificio fue un lugar de culto, ya que no hay tumbas en su interior.

Tiene cerca de 47 x 48 metros. Su estilo es más clásico en comparación con el Tesoro de Petra, ya que prescinde de las columnas corintias y usa una variedad de capitel más estilizada, conocido como capitel nabateo.



Será solo a partir del año 1812 cuando el investigador Johann Ludwig Burckhardt redescubra la abandonada ciudad de Petra y la ponga nuevamente en el radar de Occidente.

Burckhardt era un viajero suizo que se hizo pasar por devoto árabe para poder penetrar la región, ya que en aquellos tiempos la región era controlada por el Imperio otomano y las tensiones políticas y religiosas estaban a la orden del día. Los hallazgos de Burckhardt fueron compartidos en un libro publicado apenas en 1823, después de su muerte, bajo el título Travels in Syria and the Holy Land.



A partir de 1828 se iniciarán en su plena forma las investigaciones arqueológicas en la ciudad de Petra. En 1830, comenzarán a ser permitidas las visitas de viajeros y peregrinos.

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