Desde hace tiempo, distintos canales de investigaciones apuntan a una misma meta: prolongar la existencia. La fórmula que alargue el período de vida es la obsesión de muchos especialistas de la comunidad científica, que dedican horas y horas a la investigación del tema.
Una de las más recientes estuvo a cargo de un grupo de biólogos de la Escuela de Medicina de Baylor (Texas, EU), en conjunto con sus pares de la Universidad de Texas, cuyos resultados son promisorios, ya que aseguran haber encontrado un método basado en las propiedades de bacterias estomacales que podría contribuir a prolongar la vida de los humanos.
Los expertos descubrieron unas mutaciones genéticas de bacterias que frenaban el crecimiento de tumores e impedían el aumento de la cantidad de moléculas beta-amiloides, relacionadas con el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. El estudio, publicado en la revista Cell, consistió en experimentar con los populares gusanos redondos (el tipo de los denominados nemátodos) a los que inocularon bacterias Escherichia coli, a partir de lo cual se observaron las variaciones de su longevidad.
De las 3 mil 983 mutaciones genéticas de microbios que registraron, 29 estaban directamente relacionadas con la longevidad de los gusanos. La eliminación de estos genes permitió aumentar la vida de los nemátodos. También se indentificaron otras 12 mutaciones que protegían el cuerpo del los gusanos contra el crecimiento de tumores y la acumulación de beta-amiloide.
La conclusión es que la estabilidad microbiana en el estómago es un factor crucial para la salud y la longevidad de un organismo. Creen que el trabajo invoca a la necesidad de desarrollar la producción de probióticos genéticamente modificados para frenar los procesos del envejecimiento.
“Nuestro hallazgo sugiere que los productos de las bacterias hoy en día todavía pueden meterse en la comunicación entre las mitocondrias en nuestras células. Creemos que este tipo de comunicación es muy importante y aquí hemos proporcionado la primera evidencia de ello. Comprender plenamente la comunicación microbio-mitocondria puede ayudarnos a entender a un nivel más profundo las interacciones entre los microbios y sus huéspedes”, explicó Meng Wang.
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