Los padres pueden ayudar a sus
hijos a conseguir la mejor salud posible. Las bases para un cuerpo y una mente
sanos se encuentran en la primera infancia. Los primeros años de vida son
cruciales para la salud y el desarrollo físico, mental y social/emocional. Si
las necesidades físicas de los bebés son satisfechas regular y constantemente,
estos aprenden rápidamente que la persona que se ocupa de ellos es una fuente
de satisfacción, lo que crea lazos firmes de confianza y de apego. Los bebés
sanos se conviertan en niños y adolescentes sanos.
Estas visitas ayudan a
prevenir la enfermedad mediante la vacunación y educación sistemáticas, dan a
los médicos la oportunidad de examinar físicamente al niño para detectar
trastornos y tratarlos temprano, y guían a los padres para ayudar a su hijo a
crecer física, emocional y mentalmente. Durante las visitas de atención preventiva
de la salud, los médicos pueden observar cómo interactúan los padres con sus
hijos y les pueden proporcionar asesoramiento y respuesta a sus preguntas.
Los bebés necesitan afecto y estimulación para poder
desarrollarse emocional e intelectualmente. Algunos padres proporcionan a su
bebé un entorno altamente organizado y estructurado usando un surtido de
juguetes y de artilugios. Sin embargo, el contenido particular del entorno es
menos importante que la existencia de una interacción agradable y positiva en
la que disfruten tanto los padres como el bebé. Los padres que muestran su cara
sonriente, le hablan amigablemente, le dan contacto físico y amor, aunque no
compren una gran variedad de juguetes y artilugios, no están afectando
negativamente al desarrollo de su bebé.
Fomentar el desarrollo óptimo funciona mejor en un niño si se
enfoca con flexibilidad, pensando en la edad del niño, su temperamento, su fase
de desarrollo y el estilo de aprendizaje utilizado. Un enfoque coordinado que
involucre a padres, profesores y al niño suele funcionar mejor. Durante estos
años, los niños necesitan un ambiente que fomente la curiosidad y el
aprendizaje para toda la vida. Al niño se le deben suministrar libros y música.
Una rutina diaria de lectura interactiva, con los padres preguntando y
respondiendo, ayuda a los niños a prestar atención, a leer con comprensión y a
interesarse en actividades que impliquen aprendizaje. Limitar la televisión y
los juegos electrónicos a menos de 2 horas diarias estimula más los juegos
interactivos.
Los grupos de juego y los centros preescolares son
beneficiosos para muchos niños pequeños. Los niños aprenden habilidades
sociales importantes, como compartir. Además, empiezan a reconocer letras,
números y colores. Aprender estas destrezas hace más suave la transición al
colegio. Lo que es más importante, en un centro preescolar estructurado se
identifican los posibles problemas de desarrollo y esto facilita su abordaje
precoz.
Los padres que
precisan de ayuda para cuidar al niño pueden preguntarse cuál
es el mejor ambiente para ello y si el cuidado por parte de otras personas
resulta inconveniente o pernicioso para el niño. La información disponible
sugiere que los niños pequeños pueden desarrollarse bien tanto en casa como en
el jardín de infancia, siempre que el ambiente sea afectuoso y educativo.
Observando atentamente la respuesta del niño ante ciertas situaciones en un
centro infantil determinado, los padres son más capaces de escoger el ambiente
más adecuado. Algunos niños progresan mejor en un ambiente donde haya muchos
más niños, mientras que otros pueden sentirse mejor en su propia casa o en
grupos pequeños.
Cuando el niño empieza a recibir tareas escolares, los padres
le pueden ayudar
·
Mostrando interés por el trabajo del niño
·
Estando disponibles para ayudar a responder las preguntas, pero no
resolviendo ellos mismos las tareas
·
Proporcionando un ambiente de trabajo tranquilo en casa para el niño
·
Comunicándose con el profesor sobre cualquier preocupación
A medida que van pasando los años escolares, los padres deben
considerar las necesidades del niño ante la selección de las actividades
extraescolares. Muchos niños realizan grandes progresos cuando tienen la oportunidad
de participar en deportes de equipo o de aprender a tocar un instrumento
musical; estas actividades también les proporcionan un lugar donde mejorar sus
habilidades sociales. No obstante, algunos niños se estresan si tienen un
horario demasiado apretado y se espera que participen en demasiadas
actividades. Los niños necesitan ser estimulados y apoyados en sus actividades
extraescolares sin generar expectativas irreales en relación con las mismas.
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