El Papa Francisco recibió en audiencia en el Vaticano este sábado 9 de marzo a los participantes en el XXXII Congreso Anual de la Unión Europea de Ciclismo y a los participantes en la VIII Asamblea de la Confederación Africana de Ciclismo.
A ambas comitivas les recordó que “los atletas tienen la extraordinaria posibilidad de transmitir a todo el mundo, especialmente a los jóvenes, los valores positivos de la vida y el deseo de emplearla para objetivos altos y nobles”.
Explicó que “el deporte puede ser una gran ayuda para el crecimiento humano de cada persona, ya que les anima a dar lo mejor de sí mismos, con vistas a conseguir un objetivo determinado; porque educa en la constancia, el sacrificio y la renuncia”.
“Pensemos, por ejemplo, en los largos y duros entrenamientos o en la observancia de una disciplina de vida exigente. La práctica de un deporte enseña, además, a no desanimarse y a empezar de nuevo con determinación, después de una derrota o de una lesión. No pocas veces se convierte en una oportunidad para expresar con entusiasmo la alegría de vivir y la justa satisfacción por haber alcanzado una meta”.
El ciclismo, en particular, “es uno de los deportes, que más destaca algunas virtudes tales como la resistencia al esfuerzo - en las subidas largas y difíciles -, el valor – a la hora de intentar una fuga o hacer frente a un sprint -, la integridad en respetar las normas, el altruismo y el sentido de equipo”.
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