Con nueve millones de kilómetros cuadrados de
superficie, cubriendo toda la franja norte del continente africano, el desierto del Sáhara es el más grande del mundo. Y
cuenta con una estructura insólita en su interior: la estructura de Richat, conocida popularmente como Ojo del Sáhara.
¿Por qué se asocia a la
ciudad perdida de Atlántida?
Esta isla mítica que
aparece en los textos del famoso filósofo griego Platón, es descrita como
una potencia militar inconmensurable que existió miles de años antes de que
existiera el legislador ateniense Solón, de quién según el
filósofo, parte la fuente del relato.
Esta estructura tiene
un diámetro de casi 50 kilómetros y, visto desde el espacio,
parece un enorme ojo de buey. Precisamente fue descubierta en una
misión espacial en 1965. Teniendo en cuenta los escritos de
Platón sobre el tema, no es raro que muchos piensen que este “ojo” es de otro
mundo y que podría estar relacionada con el final de millones de
atlantes. Una de las razones por las que este Ojo permaneció sin
descubrir durante tanto tiempo es que está ubicado en uno de los lugares más
inhóspitos de la Tierra.
Si bien las
descripciones de Platón de la Atlántida son épicas y asombrosas, muchos creen que
apenas arañó la superficie. Platón describió la Atlántida como una formación
masiva de círculos concéntricos, alternando entre tierra y agua, similar a como
podemos apreciar hoy el “ojo del Sáhara”. Habría sido una civilización
rica y utópica que sentó las bases del modelo democrático ateniense, siendo una
sociedad rica en oro, plata, cobre y otros metales y piedras preciosas.
Atlantis, su líder,
habría sido un líder en la academia, la arquitectura, la agricultura, la tecnología, la diversidad y el
empoderamiento espiritual, donde su armada y sus fuerzas militares eran
incomparables, y los reyes atlantes gobernaron con extrema autoridad.
La historia detrás de la
misteriosa estructura
Respecto a la
estructura, originalmente se pensó que había sido un cráter, pero las
investigaciones llevadas a cabo en las décadas de 1950 y 1960 descartaron esta
posibilidad a través del impacto de un asteroide y sí a una causa más terrenal
como la actividad volcánica. Los científicos se conformaron por
entonces con la teoría de que se trataba de una cúpula de roca fundida de 100
millones de años de antigüedad, erosionada y moldeada por el viento y el agua. -Bueno,
es otra teoría-
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