La experiencia
se realiza en el INTA Chepes: el manejo comienza con la compra de animales de
descarte y en un período de 40 a 60 días se pueden obtener hasta siete kilos
adicionales por cabeza. El engorde a corral
o feedlot es
una herramienta que no solo muestra buenos resultados en los planteos de
ganadería bovina.
Un trabajo del INTA La Rioja aplicó esta estrategia para la
producción de carne caprina en la región de las sierras en
esa provincia, con ganancias adicionales de peso que llegaron hasta los siete kilos por
animal.
De esta manera, los productores caprinos mejoraron su rentabilidad y pudieron disminuir las
pérdidas que se
generaban a partir de la falta de forrajes.
“Mediante esta estrategia se diversifica la producción de carne caprina, hacen más eficiente el
uso de los recursos y generan
un incremento de ingresos y una nueva alternativa productivo-comercial
localmente”, explicó Jorge Vera, técnico de la Agencia de Extensión Rural del INTA Chepes.
CÓMO SE TRABAJA EN UN FEEDLOT CAPRINO
El manejo comienza con la compra de animales de descarte, aquellas cabras viejas sin dientes que no pueden seguir produciendo.
Con un periodo de
acostumbramiento que oscila entre los siete y diez días, se les suministra fibra más alimento balanceado
para rumiantes, hasta el 2% del peso vivo.
La segunda fase se extiende por espacio de 20 a 30 días y se los
alimenta con balanceado al 2,5% del peso vivo.
El proceso concluye entregando
un 3 % del peso vivo hasta faena y en total insume entre 40 a 60 días.
UÉ SE NECESITA PARA UN FEEDLOT CAPRINO
Para la producción, los profesionales del INTA señalaron que es necesario contar con corrales con dos o más
separaciones, con
bebederos, comederos y área techada o sombreada.
La ración que consumen los animales contiene maíz molido, maíz partido, sorgo, afrechillo de trigo, expeller de soja, conchilla
marina, urea, sal, monensina y núcleo vitamínico mineral.
“Las reses llegan
a un promedio de 18,6 kilos de carne, la ganancia diaria de peso es en promedio
157 gramos, es decir, se logra incrementar 7 kilos en el peso vivo de
las cabras”, destacó Vera.
El peso final de cada animal varía, porque los pesos iniciales son
diferentes y pueden ubicarse entre
31 y 44 kilos de peso vivo al ingreso del engorde. Esto se debe a la disparidad de los animales,
debido en parte a la genética.
Además de estas pautas de manejo, Vera aconsejó
a los productores que se organicen, para poder recibir capacitaciones que
les permita disminuir la cantidad de cabras descarte.
“Un gran desafío es lograr la organización de los productores que
descartan estos animales logren lotes de cabra que justifique el traslado hasta
los lugares de engorde. De esta manera generar futuros acuerdos comerciales,
que garanticen la oferta y demanda de cabras viejas”, afirmó.
CIRCUITO COMERCIAL
En cuanto a la comercialización, existe un circuito local en los
animales engordados se comercializan en el Mercado Yelpe, que además cuenta con
una carnicería instalada. Se trata de un espacio de comercialización destinado
a la venta de productos de la agricultura familiar, donde además se propicia la generación de precios justos.
“Esta es una alternativa que permite mejorar la comercialización
de carne, ahora podemos vender la cabra y tenemos buena ganancia”, remarcó Enzo Ruarte, integrante del grupo de jóvenes de Nueva Senda.
Ruarte explicó que el engorde genera a los productores un incremento de
ingresos y una nueva alternativa productivo-comercial. Desde el punto de vista
de los consumidores, consideró que pueden contar con una alternativa cárnica de
calidad a precios accesible.
“Esta calidad se
logra debido a que el gusto es más suave en los animales engordados a corral
que en los que permanecen alimentándose a campo”, afirmó.
Según el grupo, el engorde a corral de la cabra da muy buenos
resultados. “Sacamos un 95 % la ganancia de las primeras ventas que hemos
hecho. Desde un principio el INTA nos acompañó con asesoramiento técnico”,
concluyó Ruarte.
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