Una de las atracciones circenses más
espectaculares es indudablemente la del contorsionista, artista capaz de
adoptar posturas y ejecutar contorsiones corporales imposibles de imitar por la
inmensa mayoría de la gente. Hasta ahora, la ciencia no había mostrado interés
especial por desvelar el origen de esta fantástica habilidad.
Hasta ahora, la ciencia no había
mostrado interés especial por desvelar el origen de esta fantástica habilidad.
Para resolver el misterio, el doctor Richard Wiseman, de la Universidad de
Hertfordshire, en el Reino Unido, invitó recientemente a una famosa
contorsionista llamada Delia a que se sometiese a una resonancia magnética
mientras ejecutaba uno de sus retorcimientos corporales.
Las imágenes del escáner permitieron a
Wiseman determinar que la mujer de goma no sufría ninguna alteración en los huesos de la columna vertebral ni en otras
estructuras óseas, así como en los ligamentos. El experto dice que el
contorsionista nace de combinar una particularidad genética -ligamentos extremadamente flexibles- con mucho entrenamiento.
Algunas personas
nacen con una mayor flexibilidad articular, lo que les facilita la práctica del
contorsionismo. Esta predisposición genética puede ser un factor que
facilite el inicio y el progreso en esta disciplina.
Independientemente
de la flexibilidad inicial, la contorsión requiere un entrenamiento riguroso y
constante. Los contorsionistas profesionales dedican horas diarias a
ejercicios de estiramiento y fortalecimiento para desarrollar y mantener su
flexibilidad extrema.
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