Esta fantástica y
excepcional ave con rasgos de mamífero, incapaz de volar (Apteryx) y
originaria de Nueva Zelanda. Una criatura fascinante que ha cautivado al mundo
entero, a pesar de su extraña apariencia y hábitos nocturnos. Conoce esta
icónica especie llena de sorpresas y con idéntico nombre que el de una conocida
fruta (kiwi).
El kiwi (Apteryx, del griego sin
alas) es una especie de ave rara y originaria de Nueva Zelanda. Un
animal omnívoro con una morfología tan especial que está más cerca de
asemejarse a los mamíferos que a las propias aves. Entre sus características
destacan la incapacidad de volar y su curiosa apariencia
física. Sigue leyendo porque hay más.
Los kiwis frecuentan
hábitats que cuentan con una vegetación densa para así
disponer de una protección natural (plantas, árboles, etc.) frente a los
diferentes depredadores que les puedan acechar.
Gracias a sus largos picos
se alimentan de insectos, lombrices de tierra y otros invertebrados que viven
en el suelo, por lo que se decantarán por superficies blandas que
les faciliten la obtención de comida.
Un curioso y cada vez menos
desconocido animal que de puede encontrar en las exuberantes y
frondosas selvas y praderas características de Nueva Zelanda.
Existen hasta cinco
especies de Kiwis, todas ellas localizadas en Nueva Zelanda,
diferenciadas por tamaño y las tonalidades del plumaje (o pelaje). Se
caracterizan por tener un tamaño pequeño de unos 25 a 45
centímetros de altura, lo que equivaldría más o menos a las medidas de
una gallina.
Llegan a pesar entre 1
y 3 kilogramos, siendo las hembras más grandes y pesadas
que los machos de esta especie.
Especies
de kiwis
§ Kiwi café (Apteryx australis)
§ Rowi (Apteryx australis mantelli)
§ Kiwi moteado chico (Apteryx owenii)
§ Kiwi moteado grande (Apteryx haastii)
§ Tokoeka (Apteryx sancti-barbae)
Alas y
patas del kiwi
Su incapacidad de
volar se debe al reducido tamaño de sus alas y al esternón plano,
rasgo común entre el grupo de aves Ratites (aves
que no pueden volar como el avestruz, emú, etc.). Esta característica física
supone que el músculo no pueda anclarse debido a la inexistencia de quilla,
motivo por el que sus alas no son funcionales (vestigiales).
Las
alas del kiwi miden apenas 3 centímetros y están
muy pegadas al cuerpo. Su plumaje carece de filamentos, por lo que están
también lejos de ser funcionales cara a alzar el vuelo. Cuentan con un denso
pelaje de color marrón que les permite camuflarse entre la vegetación y
mantener el calor corporal en climas fríos y húmedos.
En compensación, poseen
unas fuertes y musculosas patas de cuatro dedos con
almohadillas. Suponen un tercio de su peso, permitiéndoles correr muy
rápido (50 km/h) y de forma silenciosa. Además de ser una buena
herramienta para desplazarse pasando desapercibidos, son un arma de
defensa ante posibles peligros y depredadores.
En la parte superior de su
pico curvo y largo, alrededor de la base del mismo, cuentan con unas fosas
nasales poco habituales en el resto de las aves.
Curiosidades del Kiwi
Son animales
nocturnos y al contrario de lo que podamos deducir por su apariencia,
son muy territoriales, solitarios y en ocasiones pueden llegar a ser agresivos.
Su temperatura
corporal, de unos 37-38ºC, está por debajo de la media dentro del mundo de
las aves. Esto les acerca más a los mamíferos que a los de su
propia especie.
Empleando las poderosas
patas que tienen, cavan sus propias madrigueras, en las
que habitan junto a su pareja.
Dentro del ecosistema de
Nueva Zelanda, el kiwi juega un papel clave ya que permite controlar
las poblaciones de insectos y demás invertebrados (lombrices, arañas,
etc.)
Al consumir semillas
y frutos, y dispersándolos a través de sus heces, contribuyen a la
regeneración natural del hábitat donde viven.
Reproducción
y cría
Las hembras ponen
entre 1-2 huevos de gran tamaño, equivalente al 20% de su
tamaño. En unas diez semanas el polluelo de kiwi sale del cascarón. Y en
poco más de una semana ya es prácticamente independiente, capaz de
valerse por sí mismo.
Esta curiosa ave ha sido presa
fácil para perros, gatos, hurones, águilas y halcones, especies
introducidas en Nueva Zelanda por el ser humano. Anteriormente el kiwi no
contaba con el peligro de los depredadores, por lo que esta especie evolucionó
hasta hacer vida exclusivamente en el suelo (y no necesitar volar).
La deforestación y
pérdida del hábitat han provocado que las zonas disponibles para que
los kiwis vivan y se reproduzcan hayan disminuido de forma considerable. El
acceso a recursos esenciales como refugio, alimento o sitios de nidificación se
ha visto reducido, una cuestión a tener también en cuenta.
Los conejos y las ratas son
otras especies que compiten con los kiwis a la hora de
alimentarse y obtener recursos, una situación que ha influido en la disminución
de la población de kiwis.
El cambio climático y
las enfermedades que pueden sufrir los kiwis (botulismo, coccidiosis, etc.)
también han sido factores clave a la hora de que este ave se encuentre
en peligro de extinción.
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