María Catalina Echevarría confeccionó la bandera argentina que se enarboló, por primera vez, el 27 de febrero de 1812. Supervisada por Manuel Belgrano, compró telas, unió los retazos celeste y blanco y agregó hilos dorados a la terminación, una tarea artesanal que demandó al menos cinco días y para la que necesitó asistencia de dos vecinas.
Sin
embargo, durante 200 años los homenajes jamás alcanzaron a María
Catalina Echevarría de Vidal , la hija de inmigrantes vascos que forma
parte de la historia argentina por un simple giro del destino.
La amistad que
unía a Belgrano con Vicente Anastasio de Echevarría, hermano de María Catalina
y hombre de activa participación política en la época, permitió que el creador
de la bandera aceptara alojarse en la casa familiar de los Echevarría, en la
por entonces Villa del Rosario, a donde fue enviado para contener el avance de
los realistas.
La necesidad de
tener un símbolo distintivo para su ejército, decidió a Belgrano a
pedir la colaboración de la mujer para su confección. El 20 de febrero
deslizó la idea en una charla privada. Ella aceptó encargarse de la tarea de
inmediato.
“Siendo preciso
enarbolar bandera y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste conforme los
colores de la escarapela nacional”, explicaría Belgrano al Triunvirato, que
desaprobó la decisión.
Doscientos años
después de aquella gesta, una placa colocada en el pasaje Juramento, a metros
del Monumento Nacional a la Bandera, se convirtió en el primer recuerdo
formal que se le tributa a Echevarría de Vidal en su ciudad natal.
No existían hasta
el momento calles, plazas o monumentos en Rosario que la mencionaran.
Una iniciativa de
la “Asamblea 20 de junio Feriado no Trasladable”, permitió la aprobación en
diciembre del año pasado de un decreto del Concejo municipal para concretar ese
homenaje. La ceremonia se realizó el domingo.
“No existía
referencia de esta mujer en todo el radio urbano de Rosario” , sorprende Adolfo
Paulón, historiador, director de la Asamblea 20 de junio y uno de los
impulsores centrales de la iniciativa. “Logramos el homenaje para una mujer que
era desconocida y que casi estaba olvidada en su lugar de nacimiento”, explica
el investigador.
A modo de
anécdota, Paulón recuerda que en conferencias y homenajes a otras figuras de la
historia en las que participaba, proponía encuestas para conocer qué sabía la
gente sobre aquella mujer.
“Una vez, apenas
tres personas de doscientas la conocían.
Lo mismo sucedía
en los despachos, con algunos funcionarios”, lamenta.
Echevarría de
Vidal no sólo confeccionó la primera bandera argentina.
Asistió también a
la ceremonia de jura , a orillas
del Paraná y frente a las baterías de artillería Independencia y Libertad. Para
darle una dimensión a ese episodio Paulón explica que “no era común que
asistieran mujeres a una ceremonia militar”.
Luego de caer
derrotado en Vilcapugio en 1813, y mientras reagrupaba a su ejército en el
pueblo de Macha -hoy territorio de Bolivia-, Belgrano ordenó ocultar la
bandera. En 1885 fue hallada en la capilla de Titiri. Actualmente permanece en
el museo “Casa de la Libertad”, en Sucre. Tras una gestión del senador
socialista Rubén Giustiniani, el Gobierno de Bolivia envió una réplica
autenticada que desde anteayer descansa en el Monumento a la Bandera.
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